El día de ayer, miércoles 1 de Febrero, iniciamos el mes recibiendo la segunda entrega de los "Tesoros de la Biblioteca Virtual de Yucatán. Ocupándose el documento que se nos reseñó de uno de los momentos más interesantes de la historia decimonónica de nuestra entidad.
Agradecemos al autor el permitirnos publicar su colaboración para nuestros lectores:
Joed Peña Alcocer (nota y selección). "Santiago imán y el restablecimiento del federalismo en Yucatán" en PorEsto!, 1 de Febrero de 2012.
El año de 1835 se instauró el sistema centralista en la República mexicana, hecho que violentaba el pacto bajo el cual Yucatán se incorporó a México. No tardó mucho tiempo para que el descontento se generalizara entre los yucatecos, quienes no vieron con buenos ojos lo sucedido en el centro del país.
A principios de 1840, el ejército federalista, comandado por Santiago Imán, tomó la ciudad de Valladolid, hecho que nuevamente instauró el sistema federal en Yucatán, con la esperanza de que ello ayudaría a mejorar la situación que se vivía. Ni tardo ni perezoso, Imán mandó publicar un mensaje llamando a la unidad a todos los ciudadanos yucatecos. Esta declaratoria es un documento importante para conocer el movimiento que desembocaría en la independencia de Yucatán del resto de la república en 1841. Por ello, a continuación presentamos íntegramente el mensaje publicado poco después de la toma de Valladolid.
A principios de 1840, el ejército federalista, comandado por Santiago Imán, tomó la ciudad de Valladolid, hecho que nuevamente instauró el sistema federal en Yucatán, con la esperanza de que ello ayudaría a mejorar la situación que se vivía. Ni tardo ni perezoso, Imán mandó publicar un mensaje llamando a la unidad a todos los ciudadanos yucatecos. Esta declaratoria es un documento importante para conocer el movimiento que desembocaría en la independencia de Yucatán del resto de la república en 1841. Por ello, a continuación presentamos íntegramente el mensaje publicado poco después de la toma de Valladolid.
COMPATRIOTAS.
La providencia protege la causa de la libertad: la valiente tropa de mi mando se ha posesionado ya de esta ciudad, y Valladolid ha salido de la esclavitud, la abyección y la ignominia.
He tenido el placer de presentarme en medio de sus dignos habitantes, y estoy satisfecho que no habrán conocido en mí el orgulloso carácter de un vencedor, sino el trato amable de un ciudadano pacífico: a los laureles del triunfo que la victoria brinda, he preferido la oliva de la paz; con ésta os invito al acompañaros copia del acta del pronunciamiento de este heroico pueblo, y no creo que el horrible golpe del cañón sea necesario para sacaros de vuestro letargo, pues esta insinuación fraternal me persuado será bastante para revivir en vuestros pechos, los patrióticos sentimientos que os animan por la justa causa que sostengo.
CONCIUDADANOS: aun cuando las circunstancias lo exigen, mi corazón se conmueve al mandar un solo tiro a mis hermanos, cuya existencia es para mí demasiado apreciable; todos somos Yucatecos, todos somos hijos de una madre común, no nos despedacemos inmolándonos recíprocamente: por mi parte os protesto que solo deseo estrechar los sagrados vínculos que nos unen por medio de pactos positivos, y que se restablezca el código general de la Nación, y particular del Estado, en que se consignan para asegurar de un modo estable, los bienes sociales que de ellos emanan, e identifican nuestros intereses con el resto de la República Mexicana, a que juramos pertenecer: deponed, pues, prevenciones siniestras que importa a la tiranía provocar; nuestro objeto no es sustraernos de la obediencia al Supremo Gobierno, sino esperar el momento feliz de obsequiar sus respetables disposiciones, tan luego que se digne ceder al clamor general de los pueblos: os hablamos sinceramente, y a la vez os aseguramos que jamás llevaremos a vuestros hogares la devastación, la muerte y el saqueo. No, compatriotas, en los pueblos que han ocupado las tropas de mi mando, juro al cielo que no se encuentran los sangrientos y vergonzosos vestigios de la depredación y el pillaje: por más que mis enemigos personales hayan procurado infamarme, no podrán quitarme la satisfacción de decir que al defender los derechos de la patria, he respetado religiosamente las propiedades, he protegido las personas, y no he faltado a las garantías y seguridades que he ofrecido, como en circunstancias más serias, acaso la imprudencia habrá ollado sin rubor los más sagrados compromisos, respetados aun en los pueblos menos cultos que los nuestros: afortunadamente no se nos puede reprochar con acto tan vergonzoso y depresivo: descansad por consiguiente seguros de que las propiedades, así como las personas, serán para mi inviolables.
Por la acta que veréis establecido un Supremo Poder; pero sus facultades se limitan únicamente a proteger vuestros derechos con arreglo a las atribuciones que el código demarca al Gobernador del Estado: la existencia de esta corporación respetable, cuyos decretos serán religiosamente obsequiados, es en mi concepto un testimonio inequívoco de mi deseo por vuestro bienestar, de mi respecto a la soberanía del pueblo, y de la sinceridad de mis votos por el restablecimiento del sistema FEDERAL que debe hacer la felicidad de mi patria, en cuyas aras al desenvainar la espada, hizo el sacrificio de su reposo y existencia, vuestro conciudadano y amigo. Ciudad de Valladolid 12 de Febrero de 1840.
Santiago Imán.
MÉRIDA DE YUCATÁN
[Imprenta de] Lorenzo Seguí.- Calle de Abasolo, número 24.- 1840
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