Dejamos a nuestros lectores la tercera entrega de "Tesoros de la BVY", el documento seleccionado en esta ocasión nos presenta la documentación personal de un importante personaje durante el conflicto social vivido en Yucatán a mediados del siglo XIX:
Joed Peña Alcocer (selección y notas). "De Eulogio Rosado: cartas de la desolación" en PorEsto! 3 de Febrero 2012.
La Guerra de Castas de 1847 representó, para la población que se identificaba a sí misma como blanca, la caída del mundo construido a lo largo de las primeras décadas de vida independiente. Asimismo, generó para todo habitante de la península un clima de inseguridad y temor.
El teniente coronel José Eulogio Rosado jugó un importante papel durante la Guerra de Castas: fue testigo de primera mano de los ataques indígenas y los estragos generados en la población. En carta dirigida al cura José Canuto Vela, el militar da testimonio del temor que él y muchos habitantes de Yucatán tenían ante el inminente avance de las fuerzas indígenas, miedo que se acrecentaba por la falta de granos y la indiferencia de la población yucateca. A continuación reproducimos casi en su totalidad la carta referida.
Joed Peña Alcocer (selección y notas). "De Eulogio Rosado: cartas de la desolación" en PorEsto! 3 de Febrero 2012.
La Guerra de Castas de 1847 representó, para la población que se identificaba a sí misma como blanca, la caída del mundo construido a lo largo de las primeras décadas de vida independiente. Asimismo, generó para todo habitante de la península un clima de inseguridad y temor.
El teniente coronel José Eulogio Rosado jugó un importante papel durante la Guerra de Castas: fue testigo de primera mano de los ataques indígenas y los estragos generados en la población. En carta dirigida al cura José Canuto Vela, el militar da testimonio del temor que él y muchos habitantes de Yucatán tenían ante el inminente avance de las fuerzas indígenas, miedo que se acrecentaba por la falta de granos y la indiferencia de la población yucateca. A continuación reproducimos casi en su totalidad la carta referida.
- Eulogio Rosado informa al José Canuto Vela de los últimos levantamientos y ataques de los indios y de las penurias que todos pasan por esta guerra. Fondo Reservado del Centro de Apoyo a la Investigación Histórica de Yucatán, manuscritos.
Señor Cura Don José Canuto Vela
Valladolid Enero 13 de 1851
Mi muy querido amigo.
Nuestros apuros cresen cada día a pasos gigantescos. Cuatro leguas de Labán acaban los indios de atacar en grandes masas una partida de cuarenta hombres que escoltaba treinta bestias cargadas de maíz: la tropa se dispersó, mataron a machetazos un soldado y todas las cabalgaduras quedaron en poder de tan obstinado enemigo. Se dirá por qué motivo fue tan corta dicha partida, y a esto se contestará que no hay fuerzas disponibles para cubrir las diferentes atenciones de la guerra por las crecidas bajas que han ocasionado las enfermedades, las deserciones, los heridos, los muertos y los licenciados temporalmente que no vuelven a la campaña. El soldado tiene que conservar el puesto que ocupa a todo trance: perseguir al enemigo constantemente y proporcionarse a punta de bayoneta en las sementeras de los bárbaros el maíz para el pan de cada día que come las más veces poco después de veinte y cuatro horas de fatigas y de desvelo. Esta es la situación triste y angustiada de los ilustres defensores de la patria, de estos hombres beneméritos que hace tres y cuatro años que han abandonado sus hogares y a sus inocentes familias por conservarse honrosamente en campaña en defensa de esa misma patria sin perdonar ni el sacrificio de sus vidas.
Los indios han adquirido un nuevo aliento para prolongar la guerra y hacer morir al Estado de consunción. Por todas partes se mueven y toman con temerario arrojo una actitud hostil contra nosotros, y en lugar que todos los yucatecos debieran empeñar las armas para dar empuje fuerte y simultaneo a las fuerzas enormes de salvajes que amenazan nuestras existencias, se advierte con sentimiento que muchos hombres útiles se muestran sordos a los gritos desesperados de la patria que los llama en su auxilio porque se encuentra a las orillas del sepulcro, sin tener presente esos señores que triunfando los indios se verán obligados a salir fuera del país o a ser víctimas de su ferocidad y barbarie. Preciso es convenir Señor Curita, que si no se adoptan otros medios para poner término a la guerra nuestra pérdida es inevitable y sabe Dios cual será la suerte de nuestras pobres familias. El mal aun tiene remedio: dense facultades extraordinarias al Superior Gobierno del Estado para que de acuerdo con el Señor Comandante general, salven al país del peligro que lo amenaza muy de cerca: cierren sus sesiones las Cámaras: los Señores Diputados: los Señores Senadores: los Capitulares: los Jueces de Paz: los abogados: los estudiantes mayores de diez y seis años, los cocheros y todos, todos los Ciudadanos útiles empeñen las armas para dar un golpe a los rebeldes, y entonces, y solo entonces veremos coronados nuestros esfuerzos y el fruto de tantos sacrificios, penalidades y amarguras. Todo lo contario, es perder tiempo: es reagravar los males públicos y violentar la muerte de la patria, con mengua de nosotros. Esta es mi humilde opinión y la manifiesto a usted, porque estoy convencido que disimulará mis errores.
La salud del pueblo, es la suprema ley. Nuestras circunstancias, son críticas, difíciles y muy excepcionales y demandan imperiosamente medidas fuertes que basten a remediar las dolencias públicas. Dejémonos de teorías, porque con estas, no conseguimos ventaja alguna. Cerremos los ojos y un momento de resolución de todos los yucatecos será suficiente para salvar al desventurado Yucatán, que hoy se encuentra rodeado de inminentes peligros y próximo a hundirse por siempre en el abismo.
La escases de granos se aumenta considerablemente en la línea de mi mando, y he aquí otra plaga mayor que la guerra. El soldado, podrá, como hasta la fecha, sufrir toda clase de penalidades y privaciones, pero no podrá resistir la hambre, porque a tanto no llegará su resignación. Faltando el grano de primera necesidad los Cantones avanzados se abandonarán: el enemigo los vengará acto continuo: emprenderá sobre los del centro: entrará entre nosotros el miedo, el espanto y el terror, y no habrá poder humano que haga volver las tropas a recobrar lo que costó tantos sacrificios en los años de 848 y 49.
José Eulogio Rosado.
Que interesante carta, y lo es aun mas interesante para mi, llevo algunos años investigando la carrera militar de mi tatarabuelo, el Coronel de la Guardia Nacional Don Felipe Díaz Aguilar, el nace en Valladolidid y a sus 18 años inicia su carrera militar (1847) justo al inicio y a consecuencia de la "Guerra de Castas". Me es sumamente interesante toda la informacion relacionada con la Guerra de Castas y sobre todo el sentir de la gente y la forma de vida que llevaron los yucatecos durante estos penosos años de la guerra, esta carta es un vivido reflejo de esto. R. Díaz robertodiaz5@hotmail.com
ResponderEliminarLas cartas tienen muchas intenciones, la principal es ser respondidas, con ello podemos decir que cada uno de estos documentos tiene la intención de generar una correspondencia. La documentación epistolar es personal, por ello nos permite asomarnos al pensamiento, deseos, temores o proyectos de sus autores. La Guerra de Castas marcó la vida de muchas personas, generó una memoria sobre ella, todo ello conduce a muchas personas a buscar los ligámenes históricos con ella, tu caso no es la excepción. Espero puedas encontrar alguna información substanciosa sobre tu antepasado. Si en algo se puede ayudar aquí está el blog, saludos.
EliminarMi abuelo decía que somos descendientes del militar, pues tenemos el mismo apellidos. Nunca le he dado a la tarea de averiguar si era cierto lo que él decía. Saludos desde Campeche.
ResponderEliminar