El Museo Yucateco es una de las más connotadas empresas de resguardo del patrimonio yucateco, institución fundada en la segunda mitad del siglo XIX y que continuaría con su labor en el siglo XX. Presentamos la octava entrega de los Tesoros de la BVY, pero que para nuestro blog se nos ofreció con una transcripción un tanto más extensa.
Joed Peña Alcocer. "Las colecciones del museo yucateco" en PorEsto!, 15 de Febrero de 2012.
El siglo xix se distinguió por el cultivo de las artes y las ciencias. En Yucatán el deseo del progreso llevó a la apertura del Instituto Literario del Estado, fundado por el general Manuel Cepeda Peraza en el año de 1867. Para acrecentar el rescate patrimonial y mejorar la instrucción del pueblo yucateco, se agregó al instituto, en el año de 1871, el Museo Yucateco, el cual se dedicaría a la recolección y resguardo de las antigüedades y la bibliografía yucateca. Presentamos ahora el informe del Museo en el año de 1903.
Informe que el c. Presidente de la H. comisión de Instrucción Pública presenta al ejecutivo local, acerca del estado que guarda dicha instrucción en todos sus ramos el año escolar 1902-1903. Mérida de Yucatán, Imprenta Gamboa Guzmán, 1903. Fondo Reservado del Centro de Apoyo a la Investigación Histórica de Yucatán, libros.
Museo Yucateco
Director interino: Sr. Miguel Gamboa.
Informe en los términos siguientes:
“Nombrado por el Superior Gobierno del Estado, Director interino del “Museo Yucateco”, por licencia concedida al Director propietario C. Lic. D. Arturo Gamboa Guzmán, cábeme la honra de informar a V.H. lo que sigue, acerca del estado que guarda dicho establecimiento.
En el mes de Diciembre último, acudí al Sr. Gobernador del Estado, manifestándole la necesidad que había de hacer en el Museo algunas reparaciones y mejoras, y aquel digno funcionario, cuyo celo por el bien público es tan notorio y patente, acogió favorablemente mis gestiones, y pasó la solicitud, que para llevar a cabo las reparaciones y mejoras aludidas le presenté, al estudio de la H. Legislatura, apoyándola y recomendando que se adicionase al presupuesto vigente una partida destinada al pago de los gastos que se erogasen. Como no podía menos de suceder, la H. Cámara, penetrándose de las sólidas razones aducidas por el Ejecutivo, decretó la susodicha adicción, señalando en el presupuesto de egresos del presente año, la suma de dos mil pesos que se invertirán en la conservación y fomento del “Museo Yucateco”, y facultando al Gobierno para ordenar los gastos que con este fin se hiciesen. De esta cantidad, únicamente se han gastado hasta la presente fecha, un mil cien pesos, habiendo remitido el suscrito, en su oportunidad, los comprobantes de su inversión.
Las reparaciones y mejoras llevadas a cabo, son las siguientes: en la sala principal, se reforzó el techo con once vigas de hierro, porque algunos de sus rollizos, viejos y rotos, amenazaban con un derrumbamiento, con lo cual se benefició también la Escuela Normal de Profesores, pues, como es bien sabido, el Museo ocupa dos piezas bajas del Instituto Literario del Estado, encima de las cuales se encuentran las que están destinadas a dicha Escuela Normal; se puso cielo raso, se pintaron las paredes y se colocaron las vidrieras en las ventanas para defender de los objetos del polvo de la calle; la puerta de entrada, antigua y descompuesta, se ha cambiado con otra de cedro nueva y sólida; un gran armario, con hojas de vidrio, que había en medio de dicha sala principal, se dividió en dos, para que pudiesen ser arrimados a los muros y quedase espacio bastante para colocar un hermoso mostrado de cristales, comprado en la suma de ciento cincuenta pesos. En la actualidad se están construyendo dos vidrieras para la misma puerta, cuatro marcos de cedro con sus vidrios para colocar unas telas impresas del antiguo Seminario de San Ildefonso, de esta ciudad, relativas a actos públicos de Filosofía y Física sostenidos en el mismo Seminario; cuatro cajas de cedro y cristales para la exposición de objetos, y diez y nueve marcos más, provistos igualmente de vidrios, para retratos hechos al creyón y litografiados. Pata el servicio de esta Dirección se ha comprado un escritorio y una prensa de copiar.
Las colecciones del Museo se han enriquecido considerablemente, teniendo yo la satisfacción de que en virtud de las gestiones que al efecto hice, se hubiese logrado adquirir varios objetos de Arqueología, Historia y Numismática, cuadros al óleo, manuscritos e impresos. Acompaño a este breve informe una relación de dichos objetos, dando noticia de su procedencia. Como se ve, alcanzan la respetable suma de ochocientos catorce, y entre ellos hay algunos que deben ser especialmente mencionados por su particular importancia, tales como la célebre cruz de Cozumel, que ha fijado la atención de sabios americanistas; las diez grandes cabezas de serpientes esculpidas en piedra y procedentes de las ruinas de Chichén-Itzá; el retrato al óleo del ilustre Gral. D. Manuel Cepeda Peraza, que implantó en nuestro suelo la forma de gobierno republicano democrático que nos rige y fundó el Instituto Literario del Estado, y el del insigne Obispo Dr. D. Crescencio Carrillo y Ancona, sabio historiador, a cuyos nobles esfuerzos debe Yucatán la fundación de este Museo de Antigüedades. Estos dos retratos son de tamaño natural, y de los llamados de tres cuartos. El eminente Dr. D. Justo Sierra, escribió las siguientes palabras en el año de 1845, en su periódico “El Museo Yucateco”, acerca de la cruz de Cozumel, que entonces se guardaba en la sacristía de la Iglesia de San Juan de esta capital: “A nuestro amigo el padre Aranda, capellán de aquella Ermita (San Juan), recomendamos el especial cuidado de conservarla, mientras que Dios mejora sus obras y se consigue la formación de un museo de antigüedades yucatecas, en que seguramente tendrá un lugar preferente esta celebre cruz de piedra”. Al colocar, pues, como últimamente hemos colocado, este celebre monumento histórico en nuestro Museo de antigüedades, dejamos cumplidos los deseos de aquel esclarecido yucateco.
En los momentos en que concluía el presente informe, tuve noticia de que, al ejecutarse en el patio principal del Palacio Episcopal de esta ciudad, las excavaciones de un sumidero, se habían encontrado diversos objetos arqueológicos. Inmediatamente me traslade al Obispado, y tuve la fortuna de cerciorarme de la exactitud de la noticia. El Sr. Pbro. D. Eulogio Suárez y Sal, a cuyo cargo está dicho edificio, interpretando el parecer e intenciones del Ilmo. Sr. Obispo Dr. D. Martín Tristchler y Córdoba, que actualmente recorre en visita pastoral las parroquias del interior, en el acto me entregó para el Museo todas las piezas encontradas, las que por desgracia no están todas enteras y de algunas tan solo pudo recogerse unos pocos fragmentos. Tanto los fragmentos como los objetos enteros, están ya depositados en el Museo y en conjunto ascienden a la cantidad de cincuenta y cinco piezas, que también van comprendidas en la sección respectiva de la relación que acompaño.
La colección de aves disecadas que existía en el Museo, se ha trasladado al Instituto Literario por disposición del Sr. Gobernador del Estado, en vista de que en ese plantel de educación ha de prestar mayor utilidad, porque servirá para el estudio de los jóvenes cursantes de ciencias naturales.
Esto es cuanto tengo el honor de informar a esa R. Corporación, protestándole mi profundo respeto.