jueves, 18 de octubre de 2012

Historia de quien descendió a los lugares de la inexistencia


Los mitos de Matahuel.

La historia del quien descendió a los lugares de la inexistencia.


Frente a él tenía el árbol codiciado, la voz de unos de los seres primigenios lo acosaba "sufre para expiar tus culpas, pierde la vista para borrar la lascivia, pierde el habla y no maldigas". Lo rodeaba la oscuridad, solo podía ver el árbol y sus frutos, a unos pasos del tronco había pasto seco, después de ello solo estaba la nada, la inexistencia.

Unas horas antes Rhodanthe pedía a los dioses la perfección. La muerte deambulaba a su derredor, todos aquellos a quienes amó y odió murieron, sus cuerpos y esencias imperfectas sucumbieron ante los rayos solares que, según él, deshacen lo imperfecto. Zeus el padre de los dioses parecía no existir, Hades no daba señales de ser real, ninguno respondió a sus llamados. La noche llegó y sus sombras lo cubrieron todo, el horizonte se tiñó de sangre y los cielos fueron puestos color purpura, de las sombras salía un susurro, una voz... "Hijo de hombre y mujer, ¿buscas la perfección?".

Esa voz no era la de Zeus, transmitía una sensación de poder y dominio de las artes de la oscuridad, pero Hades no era, Hades hace sentir el ardor del fuego consumidor, esta voz traía consigo el vacío, la nada, pero al mismo tiempo daba la sensación de poder crear en todo momento. -"¿Quién eres mala voz, que juega con mis deseos?", el silencio se mantuvo por unos minutos y nuevamente se escuchó -"Hijo de hombre y mujer, ¿buscas la perfección?". Fueron interminables horas de la noche en las que Rhodanthe escuchó la misma pregunta, al final solo respondió "Si, la busco".

Las rocas se partieron, el estruendo era similar a mil huesos quebrándose al unísono, la oscuridad lo rodeó, sentía el pesó que Atlas cargaba sobre sus hombros y fue entonces que lo vio. Un árbol, con hojas secas y verdes, de frutos secos y otros jugosos, -"El árbol de Indra, come hijo de hombre y mujer, encuentra la perfección en la muerte." Tomó un fruto seco, lo mordió, comió de él y sintió que el brazo se le constreñía, cómo la carne se volcaba sobre si y se volvía seco como una pasa de Damasco, "nunca desearás tocar lo que no es tuyo", "pierde la vista para borrar la lascivia, olvida los sabores para apartarte de las delicias del paladar", cada fruto le arrebató los sentidos y parte de su ser.

Sin vida, sin existencia, no podía sentir nada, aquellas sensaciones que lo acompañaron en la infancia y corrompió en su madurez no estaban ya. "La perfección se encuentra en la soledad, perder lo que eres es encontrar lo que serás. Uno de los primigenios soy, Mezatothep me han llamado algunos como tú. Busca hijo de hombre y mujer en la luz la oscuridad, que la perfección se oculta a los ojos de los hombres".

Despertó, el cielo aún era oscuro. Algo había cambiado, sentía en él luz aunque la oscuridad lo arropó con su insondable cuerpo. Dicen que este hombre es el que fue conocido como Hablante de los dioses, sus palabras escritas fueron resguardadas en la ciudad de Antor, el que las leía sin ser perfecto moría, porque el sol consume la imperfección.



2 comentarios:

  1. Hermoso! Me encanta como describe cada elemento, sentimiento y ambiente, me hace imaginármelo completamente y me transmite un interés y ganas de leer más y más. El cuento ni qué decir, mucho que reflexionar sobre el ser, tanto individual como social, me fascina como describe la situacion de la "perfección", simplemente excelente cuento, a mi parecer. Saludos maestro :D

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    1. Muchas gracias Geo, pues en teoría este será el primer cuanto de muchos donde los seres primigenios entrarán a escena. ;D

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