Los mitos de Matahuel.
La historia del quien descendió a los lugares de la inexistencia.
Frente a él tenía el árbol
codiciado, la voz de unos de los seres primigenios lo acosaba "sufre para
expiar tus culpas, pierde la vista para borrar la lascivia, pierde el habla y
no maldigas". Lo rodeaba la oscuridad, solo podía ver el árbol y sus
frutos, a unos pasos del tronco había pasto seco, después de ello solo estaba
la nada, la inexistencia.
Unas horas antes Rhodanthe pedía
a los dioses la perfección. La muerte deambulaba a su derredor, todos aquellos
a quienes amó y odió murieron, sus cuerpos y esencias imperfectas sucumbieron
ante los rayos solares que, según él, deshacen lo imperfecto. Zeus el padre de
los dioses parecía no existir, Hades no daba señales de ser real, ninguno
respondió a sus llamados. La noche llegó y sus sombras lo cubrieron todo, el
horizonte se tiñó de sangre y los cielos fueron puestos color purpura, de las
sombras salía un susurro, una voz... "Hijo de hombre y mujer, ¿buscas la
perfección?".
Esa voz no era la de Zeus,
transmitía una sensación de poder y dominio de las artes de la oscuridad, pero
Hades no era, Hades hace sentir el ardor del fuego consumidor, esta voz traía
consigo el vacío, la nada, pero al mismo tiempo daba la sensación de poder
crear en todo momento. -"¿Quién eres mala voz, que juega con mis
deseos?", el silencio se mantuvo por unos minutos y nuevamente se escuchó
-"Hijo de hombre y mujer, ¿buscas la perfección?". Fueron
interminables horas de la noche en las que Rhodanthe escuchó la misma pregunta,
al final solo respondió "Si, la busco".
Las rocas se partieron, el
estruendo era similar a mil huesos quebrándose al unísono, la oscuridad lo
rodeó, sentía el pesó que Atlas cargaba sobre sus hombros y fue entonces que lo
vio. Un árbol, con hojas secas y verdes, de frutos secos y otros jugosos,
-"El árbol de Indra, come hijo de hombre y mujer, encuentra la perfección
en la muerte." Tomó un fruto seco, lo mordió, comió de él y sintió que el
brazo se le constreñía, cómo la carne se volcaba sobre si y se volvía seco como
una pasa de Damasco, "nunca desearás tocar lo que no es tuyo",
"pierde la vista para borrar la lascivia, olvida los sabores para
apartarte de las delicias del paladar", cada fruto le arrebató los
sentidos y parte de su ser.
Sin vida, sin existencia, no
podía sentir nada, aquellas sensaciones que lo acompañaron en la infancia y
corrompió en su madurez no estaban ya. "La perfección se encuentra en la
soledad, perder lo que eres es encontrar lo que serás. Uno de los primigenios
soy, Mezatothep me han llamado algunos como tú. Busca hijo de hombre y mujer en
la luz la oscuridad, que la perfección se oculta a los ojos de los
hombres".
Despertó, el cielo aún era
oscuro. Algo había cambiado, sentía en él luz aunque la oscuridad lo arropó con
su insondable cuerpo. Dicen que este hombre es el que fue conocido como
Hablante de los dioses, sus palabras escritas fueron resguardadas en la ciudad de Antor, el que las leía sin ser perfecto moría, porque el sol consume la
imperfección.
Hermoso! Me encanta como describe cada elemento, sentimiento y ambiente, me hace imaginármelo completamente y me transmite un interés y ganas de leer más y más. El cuento ni qué decir, mucho que reflexionar sobre el ser, tanto individual como social, me fascina como describe la situacion de la "perfección", simplemente excelente cuento, a mi parecer. Saludos maestro :D
ResponderEliminarMuchas gracias Geo, pues en teoría este será el primer cuanto de muchos donde los seres primigenios entrarán a escena. ;D
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