Francisco
Dionisio Vives, Capitán general de la Isla de Cuba, se dirigió el día 17 de
junio de 1829 a los habitantes de la Nueva España en los siguientes términos:
“Una larga y dolorosa experiencia ha debido convenceros de que los alucinados
que so color de libertad e independencia, lograron reducir a los mas incautos
de entre vosotros, no llevaron otro objeto que saciar la ambición que los
dominaba y dar libre rienda a todo género de excesos, sin cuidare de la suerte
lamentable que había de caber al desventurado país en que nacieron.”
La
ruptura de las relaciones de la Nueva España con la Monarquía Hispana culminó
con el efímero Imperio Mexicano (1821-1823) que prontamente fue substituido por
la primera República Federal Mexicana. Ambas experiencias de gobierno son
fundamentales para comprender cómo la naciente nación afrontó los problemas
económicos, sociales y culturales derivados de la vida independiente.
En
ese contexto el escrito de Francisco Dionisio Vives representa la incapacidad
de reconocer el derecho fundamental de la libertad y autonomía. A los
mexicanos, a quienes insiste en llamar novohispanos, intentó persuadir diciendo
que “tan pronto sujetos al régimen de un imperio fantástico, como envueltos en
la anarquía de lo que llamas república, jamás habéis visto otra cosa que
disturbios, asonadas, persecuciones, ruina y miseria general”, poniendo en tono
dramático y reflexivo la siguiente pregunta “¿Qué existe de aquel país
pacífico, modelo de cristiandad, y digno imitador de la España europea, en la
práctica de todas las virtudes?
Imitación,
la Nueva España era eso, una imitación de sistemas que, por razones culturales
y sociales, era insostenible dadas las particularidades históricas y culturales
de la población. Ideas como las del Capitán general de la Isla de Cuba
permanecieron a lo largo del siglo, Cuba misma padeció por mucho más tiempo la
dominación española.
La resurrección política de la América, famosos grabado
que celebra la independencia de la Nueva España, dice al pie “Qual cadáver la América yacía Inmóvil y sin
vida se notaba; ni arco, ni flechas, ni carcax tenía y una dura cadena la enlazaba.
Su águila hermosa parece que dormía y ninguna esperanza le quedaba: mas
Yturbide le extendió su mano, y revivió el Imperio Mexicano”. Es una de las más
conocidas referencias que identifica como mexicano al otrora territorio
novohispano (desde el virreinato se solía usar “mexicano” para referirse a los
habitantes de la Nueva España, en general a la población indígena), el camino a
la construcción de la patria mexicana había iniciado. Es claro que el movimiento de
independencia contravino a intereses, se vieron rotas las ambiciones de unos
cuantos y se truncaron las empresas de otros, pero todo en busca de conquistar
la libertad.
Los yucatecos del siglo XIX
siempre exaltaron la libertad que los héroes de la independencia dejaron como
legado, en un texto colectivo Gregorio Cantón, José Antonio Cisneros, Pilar
Canto Zozaya y Ramón Aldana decían que “el recuerdo de los acontecimientos que
se solemnizan en los días 16 y 27 de septiembre, no es un recuerdo pasajero;
grabadas están en el corazón de los mejicanos la intención laudable y la
constancia heroica de los primeros caudillos que rompieron las cadenas que nos
ataban a los leones, para ponernos al abrigo de las águilas republicanas”.
La celebración de la libertad
aún está presente en nuestros días y mención especial se merecen las
corporaciones municipales que, en este año, dedicaron sus discursos a celebrar
el derecho a la libertad, el derecho de las naciones a elegir sus sistemas de
gobierno. Resultó una sorpresa agradable escuchar en el discurso de conmemoración
del 16 de septiembre en el municipio de Yaxcabá conceptos como libertad de los
pueblos, autodeterminación de las naciones e individuos, todos ellos en
estrecha relación a los valores reales que la independencia forjo en el siglo
XIX.
Ante esto debemos concluir que
todos debemos contribuir al desarrollo de las libertades plenas del espíritu humano,
principalmente en estos aciagos días que muchos connacionales nuestros viven.
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