jueves, 4 de octubre de 2012

Libros libres y La Biblioteca Yucatanense

Joed Amílcar Peña Alcocer, en PorEsto!, 29 de septiembre de 2012.



La circulación de las ideas, el pensamiento del hombre y el conocimiento han sido objeto de restricciones. Los egipcios borraban nombres de sus inscripciones en piedra para propiciar el olvido; Galileo fue obligado a renunciar a sus teorías; textos de la Reforma luterana y calvinista fueron quemados; cientos de novelas se prohibieron por considerarlas inadecuadas, beligerantes o inmorales. La prohibición de que circulara el conocimiento y la inventiva del hombre vino acompañada de la prisión de los libros; las páginas y letras fueron enclaustradas en celdas, muchas veces destinadas a la hoguera. Las ideas no eran libres, los libros no eran libres.

Históricamente en Yucatán se han vivido experiencias de libertad de imprenta muy importantes: los Sanjuanistas hicieron buen uso de la imprenta en la década de 1810 a favor de las ideas emancipadoras, pero ello no evitó que entrado el siglo XIX se prohibiera la circulación de “escritos incómodos”, como Historia de la Guerra de Castas, de Apolinar García y García, que fue retirada de circulación por no ser del agrado de Crescencio Carrillo y Ancona.

La divulgación de las ideas tiene una estrecha relación con los libros, medio eficaz y amigable de poder hacernos de conocimiento. En el presente siglo, el XXI, aún existen mentes cerradas y obtusas que hacen todo cuanto pueden por evitar la libertad de pensamiento y expresión, situación que debe ser enérgicamente combatida. De manera afortunada se han desarrollado iniciativas que buscan contribuir al libre tránsito de las ideas y, por lo tanto, de los libros.

En la sociedad actual la información es poder; debido a ello, iniciativas internacionales como Libro Libre se han trasformado en detonadores de la lectura, la adquisición del conocimiento y hacer a la sociedad más consciente de la necesidad de estar informada. La iniciativa tiene como base fundamental reconocer que todo libro está hecho para ser leído y, cada libro, puede tener más de un lector. El “liberar libros” consiste en dejar en un lugar público el material bibliográfico, esperando que un potencial lector se haga de él y después nuevamente lo ponga en libertad.

Esta sencilla actividad tiene una estrecha relación con las leyes de Ranganathan (matemático y bibliotecario indio) que dicen: el libro está para ser leído, a cada libro su lector y a cada lector su libro. Estas tres leyes, de cinco existentes, marcan el camino inequívoco de la relación que debe existir entre los libros y la sociedad.

Las dos últimas leyes nos dicen: hay que ahorrar tiempo al lector y la biblioteca es un organismo en crecimiento. La biblioteca, como centro de información, es uno de los eslabones más importantes en los procesos educativos, culturales y sociales, su deber se sitúa en dimensiones más grandes que el simple resguardo de documentos.

La Biblioteca Yucatanense, una de las instituciones documentales más importantes del Sureste, ha hecho suya la causa de la libertad de la información. La Biblioteca Virtual de Yucatán, que pone a disposición de los usuarios más de 400,000 imágenes de documentos, es una prueba irrefutable de ello. A su vez, en colaboración con Bibliotecarios del Sureste y su estrecha relación con la Maestría en Bibliotecología de la UNO, participó el pasado viernes 28 de septiembre en la actividad de liberación de libros, demostrando que los compromisos de los bibliotecarios y bibliotecas yucatecas están orientados a servir a la sociedad.

La participación de la Biblioteca Yucatanense en este evento es significativa, reconoce la importancia de acercar los libros a la sociedad y se posiciona como un referente en los procesos de democratizar el acceso a la información. Esperemos muchas más bibliotecas se sumen a actividades donde se explote la función social de las bibliotecas, en ello los bibliotecarios juegan un papel de suma importancia.

Seguros estamos que actividades como hacer Libros Libres contribuirán a situar a las bibliotecas, los bibliotecarios y la lectura en el preponderante sitio que les corresponde y muchas veces se les ha negado. A cada libro su lector y a cada lector su libro.

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