martes, 8 de junio de 2010

Relojito, Relojito... tonteria

Uno de los periodos más importantes de la historia de México es el que ha sido denominado como el porfiriato, a su vez uno de los rasgos distintivos de este periodo histórico fue la introducción de la modernidad en la convivencia social, los medios de diversión y principalmente en la infraestructura de las ciudades. Dentro de este último rubro se da la inauguración del hospital O´Horan y de la penitenciaria Juárez en el caso Yucateco.
En el interior del estado el proceso de modernidad porfiriana se reflejó en la instalación de relojes en los palacios municipales de las principales poblaciones de finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Los relojes fueron la manera de demostrar los beneficios del sistema de gobierno, que se traducía en la introducción de esta modernidad arquitectónica y tecnológica. Es decir que los relojes que vemos en los palacios municipales surgen en el porfiriato.
La comunidad de Yaxcabá al parecer se atraso más de 100 años a la modernidad porfiriana, ya que es en pleno siglo XXI cuando su palacio municipal ha sido dotado con un reloj. Si el palacio municipal no se tratara de una construcción del principios del siglo XIX no existiría ninguna queja, pero como este no es el caso, lo único que resta hacer es levantar una voz de queja, por la modificación a la estructura original del edificio, si bien es estético o bonito constituye una aberración que se modifiquen a diestra y siniestra las edificaciones más emblemáticas de la comunidad. Es triste que las autoridades de un ayuntamiento en su afán de “trascender” lo hagan con la destrucción de la originalidad del patrimonio de la población. El rescate a la iglesia es un acierto, pero el construir una pequeña torre de reloj en una edificación de carácter historio es realmente uno de los más grandes absurdos que se pueden cometer, solo falta que en ese afán de lograr dar buenos resultados se construya una torre mas a nuestra iglesia.
La actitud del INAH frente a este tipo de acciones deja mucho que desear, y no dudaría en que se haya obtenido el permiso correspondiente ya que con solo ver la permisividad que se tiene con los conciertos en zonas arqueológicas es fácil creer que esta obra cuenta con permisos. Es una lástima que personas que no son de la comunidad, aun después de varios años de vivir en ella y siendo sus representantes políticos no hayan entendido el gran significado que los edificios de nuestro pequeño centro histórico posee.

y los primeros días no dejó dormir.

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