En la isla de Sehel, situada en el río Nilo, se encuentra una inscripción que data de los tiempos del faraón Zoser, en ella se da testimonio de la terrible hambruna que hizo palidecer al imperio egipcio. El texto describe la falta de alimentos y sus causas, es también un testimonio de la vida religiosa de Egipto, ya que la solución al hambre fue elevar clamor a Jnum, Satet y Anuket, dioses prominentes de los cuales se esperaba favor.
La inscripción es conocida como “La estela del hambre”, es la narración de un hecho que segó vidas, hizo tambalear un imperio y sobre todo llevó a la búsqueda de soluciones. Actualmente en nuestro estado, muchos pueblos están a punto de escribir sus estelas del hambre.
En los últimos días el POR ESTO! informó puntualmente de la terrible situación de hambruna que se vive en Yaxcabá, hecho que va de la mano con la iniciativa del Gobernador Rolando Zapata Bello de incluir al referido municipio en la Cruzada nacional contra el hambre. El Ejecutivo del Estado hace todo de su parte para poder aminorar las necesidades de éste y otros municipios, refrenda su compromiso social y su visión abarcadora de nuestra realidad. Todo ello nos debe mover a la reflexión.
El rezago de las comunidades orientales de Yucatán tiene un origen histórico que se remonta al flagelo sufrido en la segunda mitad del siglo XIX con la Guerra de Castas, no es un problema de unas pocas décadas al día de hoy, por lo mismo es válido hacernos la pregunta ¿por qué hemos llegado a esta situación?
El caso de Yaxcabá ejemplifica, de mejor manera que la que desearíamos, el rezago producido por la falta de visión. Hace unas décadas el Ayuntamiento rechazó la instalación de un almacén rural de Diconsa que terminó en Sotuta, los beneficios para este último municipio no dejan de percibirse; cada tres años se ha gastado una parte importante del presupuesto en el cambio de color de los parques y oficinas municipales.
El Ayuntamiento (pensando en conjunto todas las administraciones) como un cuerpo de gobierno con un grado de autonomía no ha podido canalizar de manera eficaz sus recursos para el mejoramiento de las condiciones de vida de la población. De ser “el granero del estado” las familias de Yaxcabá producen para autoconsumo, será que ¿el Ayuntamiento no ha podido vincular a los productores de maíz o chile con los centros de abasto estatal? ¿No se ha podido vincular al sector artesanal con los mercados turísticos? La causa del hambre en Egipto hace miles de años fue la falta de agua en el río Nilo, el hambre en nuestras comunidades es la falta de flujo de trabajo, de la compra y venta de la producción local. ¿Acaso el mercado municipal no puede volverse un referente para la zona en la que se enclava Yaxcabá?
De igual forma las instituciones públicas han perdido de vista lo que un tiempo hicieron en la comunidad. Hace unos años el CINVESTAV realizó proyectos de investigación para paliar el hambre con la mejora de sistemas de producción de maíz, se realizaron foros de consulta, se alentó el ahorro, se desarrollaron proyectos de alimentación en torno al maíz y la miel. Todo lo anterior quedó en el pasado, ahora el CINVESTAV en la población es sinónimo de renta de piscinas y un local para fiestas. Las demás actividades que esta dependencia del Instituto Politécnico Nacional realiza han adquirido nombre particular y se han alejado de su función original.
Luchar contra el hambre es luchar contra el rezago, contra la falta de oportunidades de educación, por eso y más no hay que reaccionar pasivamente ante las iniciativas estatales o federales. El Gobernador ha hecho un llamado con su iniciativa a redoblar esfuerzos al interior del municipio para dejar atrás el discurso de “acabamos de entrar” o “los anteriores”, la ciudadanía debe tomar parte activa con su opinión y sus propuestas para mejorar las condiciones de de vida que ahora se tienen.
Unas cuantas familias se dan el lujo de no escribir su estela del hambre, esas familias deberían ser, en su papel de ciudadanos, las primeras en velar por un reparto equitativo de los bienes, en generar oportunidades de empleo. El Ayuntamiento por su parte no deberá ser pasivo ante los apoyos, deberá hacer de ellos un elemento que se multiplique, deberá saber cómo y en qué aplicar el presupuesto de manera que impacte en la comunidad, deberá tener una visión innovadora, amplia, que lo lleve a conciliar sus intereses con los de la ciudadanía a la que se debe.
Publicado originalente en Por Esto!, 21 de mayo de 2013.
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