Ciudades como Mérida tienen en sus
edificios una parte substancial de su patrimonio edificado. En la llamada ciudad
blanca conviven edificios coloniales, construcciones porfirianas y
edificaciones de las primeras décadas del siglo XX que en su conjunto son parte
del cotidiano, de un todo que es la ciudad. Estas construcciones son huellas
del progreso urbano y cultural, en pocas palabras, son parte de las grandes
realizaciones de nuestra historia.
Los habitantes de Mérida están
habituados a caminar entre construcciones centenarias, pero pocas veces reparan
en la importancia que tienen. Los esfuerzos por salvaguardar el patrimonio
edificado deben partir de la amplia compenetración de ciudadano con el entorno,
de tal modo que en lo cotidiano se pueda buscar la esencia de lo singular, de
lo único. El meridano debe ver a su ciudad como un todo, para no ser
indiferente a su historia, a su patrimonio.
El día de ayer, 18 de junio, las
fuertes lluvias y ráfagas de viento hicieron caer parte de la estructura de una
casona ubicada frente a la casa del pueblo. Probablemente la casona que se
derrumbó no fue una innovación arquitectónica de su tiempo, tampoco escenario
de algún suceso memorable; pero sí era parte de la estructura histórica de la
ciudad.
Las redes sociales propagaron las
noticias, los comentarios se referían a la fuerza del viento, a la torrencial
lluvia y al muro antiguo caído. Fueron pocos los que cuestionaban la falta de
atención a este tipo construcciones.
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Diario de Yucatán, edición electrónica, 19 de junio 2013: "Una antigua casona abandonada de la calle 48 entre 63 y 65 del Centro, frente a la ex Casa del Pueblo, cedió ayer ante los fuertes vientos de la depresión tropical número dos" |
El caso del edificio referido es una
muestra sintomática de dejar de ver a toda la ciudad como una unidad en
estructura e historia. Probablemente nos hemos ceñido a las recomendaciones turísticas
que nos dicen que el patrimonio del yucateco está en la casa de Montejo, la
Catedral o el paseo de Montejo, dejando de lado a la innumerable cantidad de
edificios que dan contexto a los mencionados anteriormente.
La conservación del patrimonio
edificado es compleja, difícil, son muchos los obstáculos que evitan se dé una
atención debida a todo edificio que lo requiere, primordialmente el presupuesto.
Pero nada cuesta iniciar una campaña para que los yucatecos valoren todo el patrimonio
que tienen.
Paseos en bicicleta, visitas guiadas
para los vecinos de los barrios por sus propios barrios, folletos de peculiares
construcciones de diversas partes de la ciudad, anécdotas de los habitantes del
centro y los barrios, entre otras tantas, pueden ser una buena forma de evitar
que el patrimonio edificado de los meridanos sea visto con indiferencia por
ellos mismos.
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La casona que se derrumbó. Google maps. |
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