Joed Amílcar Peña Alcocer, en PorEsto!, 10 de enero de 2013.
A mi tío José Manuel, galante meridano amante de la cultura
El pasar de los años moldea la nívea roca, Mérida ha visto pasar 471 años en los que un perfil de cultura, imaginación y creatividad ha sido delineado por mujeres y hombres de valía incomparable, por todos aquellos que en el día a día le han dado su reputación.
La ciudad se ha distinguido por muchas razones, enumerar cada una de ellas nos llevaría mucho tiempo y la lista muy difícilmente acabaría. La ciudad ha sido punto focal del desarrollo cultural del área peninsular, la llegada de la imprenta en al año de 1813 marcó el inicio de una tradición y gusto por la publicación de revistas y libros que al día de hoy perdura.
A lo largo de los 200 años de la imprenta en Yucatán, que precisamente se conmemoran este año, han sido varias las publicaciones que han llevado por título el nombre de la ciudad o son una clara referencia a ella. No fue únicamente en los poemas donde la evocación a la ciudad se hizo presente, en los talleres de impresores y sus posteriores herederos se presentó siempre el anhelo por dedicar a Mérida el título de algún impreso.
La Gaceta de Mérida la de Yucatán fue una de las primeras publicaciones periódicas que tuvieron por título una referencia a la ciudad, su finalidad principal era dar a conocer las más importantes disposiciones del gobierno yucateco. El responsable de la publicación fue “el ciudadano Marcos Salazar” en la plazuela de San Juan, en sus páginas se informaba de las sesiones del Congreso Constituyente así como notas de los más diversos temas como, por ejemplo, la elección del Papa, anécdotas e información que se creyera de utilidad para la población. La función de La Gaceta era eminentemente política y administrativa.
Sería hasta mediar el siglo XIX cuando surgiría el primer periódico literario yucateco, publicado por Justo Sierra O´Reilly el Museo Yucateco abrió camino para un sinfín de publicaciones similares. En el año de 1869 salió de la imprenta Álbum Meridano: Semanario de ciencias, literatura y artes, en su introducción decía que “la literatura es el barómetro de los pueblos” y seguramente sus redactores pensaron en situar a Mérida en una buena escala del mismo, las colaboraciones de Alfredo Torreola, Ildefonso de Estrada y Zenea, Diego Bencomo y Gertrudis Tenorio Zabala, entre otros, hicieron de la revista un material imperdible en su tiempo. Pasaron los años y en 1886 salió a la luz El Álbum Meridano: periódico de ensayos literarios, publicado por “varios jóvenes aficionados” solazó el tiempo de sus lectores con anécdotas de viajes, poemas y notas varias. Las revistas literarias nunca fueron reacias a dedicar unas páginas a su blanca ciudad, otras no lo dudaron y meridanas se declararon.
La tradición de emprendedores escritores y editores yucatecos no decreció con la llegada del siglo XX, aumentó mucho más y se forjó una sólida reputación. Mérida sería considerada por muchos como una de las ciudades más adelantadas, con uno de los mejores gustos musicales, literarios, en general con una vida cultural boyante. Mérida Galante: revista dominical de literatura y variedades en su título sintetiza mucho cómo los habitantes y visitantes de la ciudad la consideraban, en sus páginas se ofrecían composiciones literarias y se daba aviso de los próximos eventos y espectáculos, en su número del 7 de junio de 1914 un anuncio decía: “Los últimos días de Pompella (sic.), de la casa Ambrosio Torino [...] se estrenará en el Peón Conteras. Esta cinta es superior a la de igual nombre que ya se conoce en Mérida”. La ciudad galante, en sus revistas evidenciaba mucho de su gusto por las artes.
Avanzado el siglo, entre los años de 1937 y 1938, se publica Mérida: revista municipal con una intención de divulgar las obras del gobierno en turno, no descuidó por ello la publicación de notas de variado contenido. El H. Ayuntamiento de Mérida ofreció en la revista fotografías de sus colaboradores y funcionarios públicos que entraban en función, la revista municipal fue una buena estrategia por hacer llegar de manera amena las noticias a los ciudadanos, seguramente en mucho ayudó la constante publicación de fotografías de la ciudad, testimonio del pasado y motivo de reflexión en el presente.
Las revistas o periódicos siempre fueron el medio de publicación predilecto por los grupos políticos, por su parte los intelectuales yucatecos nunca desperdiciaron la oportunidad de hacer circular alguna de estas publicaciones y con ellas sus ideas. En la década de 1940 surgió el Centro Social Pro-Yucatán que tenía como finalidad agrupar a los yucatecos residentes en la Ciudad de México y demás puntos del país para “fortalecer entre ellos los lazos de fraternidad y mutualismo que deben unirlos, elevando su nivel social, físico, moral, cultural y económico; así como pugnar por que permanezcan vinculados con Yucatán, para que, conservando en todo su vigor el interés que deben de sentir por las cosas de su terruño, se preocupen por su mejoramiento y estén en aptitud de reintegrarse al mismo, sin dificultad, cuando las circunstancias así lo requieran”, para tal fin se publicó Emérita: revista mensual en la que no faltaron los artículos sobre la ciudad, los mayas, libros y demás.
La capital de nuestro estado ha visto pasar en más de cuatro siglos importantes eventos, las publicaciones periódicas nos dan testimonio de ello y muchas son también una señal de la profunda identificación que sus habitantes aún tienen con ella. Estas y muchas más publicaciones son resguardadas en las colecciones de la Biblioteca Yucatanense, lugar donde la memoria de los meridanos tienen un espacio para pervivir, pero sobre todo para salir a la luz cada vez que un hijo de esta blanca ciudad así lo desee.
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