Joed Amílcar Peña Alcocer en PorEsto!, 29 de diciembre de 2012.
Olvido, palabra temida por los individuos y que los desprovee de su ser, alejándolos del autoconocimiento y su capacidad de presentarse ante los otros como seres genuinos, originales y poseedores de historia. La pérdida de la conciencia del ser nos autoexcluye de la historia, situación nada feliz ya que es, en el pasado, donde se hunden las raíces de la identidad.
Si de manera individual el olvido es pernicioso, de manera colectiva lo es aún más. Resulta entonces que en conjunto, en sociedad, tenemos la necesidad de recordar, de encontrar patrones comunes con los demás y, al mismo tiempo, ver en ellos elementos distintivos. Olvidar es un temor comunal, recordar es una necesidad social. Cuando recordamos retornamos a aquello que fue y nos hacer ser en el presente, memoria e historia tienen un vínculo estrecho, de una vamos a la otra y entre las dos se hace la identidad.
La memoria, como archivo, fue el primer eslabón en la cadena de salvaguardar memoria e historia, pronto se llegó a notar su limitada capacidad de registro, se buscó una alternativa menos variable, que tendiera menos al olvido. En los archivos y bibliotecas se vio la solución, su origen nos habla de los deseos de no olvidar. La función de la biblioteca es social, su estrecha relación con la memoria de las sociedades e interpretación de su historia la coloca como un punto de convergencia del proceso educativo y cultural. El surgimiento de bibliotecas modelo, el rescate de acervos bibliográficos particulares, la creación de bibliotecas virtuales y una profusa bibliografía han marcado el último año en México, y es signo de la preocupación de nuestra sociedad por la conservación de la memoria. Yucatán ha abonado a este esfuerzo la Biblioteca Yucatanense y la Biblioteca Virtual de Yucatán.
El notorio cúmulo de patrimonio documental yucateco (documentos que, dadas su rareza, escasez y valor cultural, son bien de todo yucateco), nos pone ante dos dilemas: 1) crear instituciones especializadas para el resguardo, gestión y difusión de los documentos; 2) atender con diligencia y responsabilidad la investigación de la historia peninsular. Es indispensable la existencia de bibliotecas especializadas que acojan estos acervos.
La Biblioteca Yucatanense, hasta hace unos meses Centro de Apoyo a la Investigación Histórica de Yucatán, al ser inaugurada el pasado 15 de agosto, ha venido a subsanar muchas de las carencias en materia de conservación documental. Vale la pena recordar las palabras dichas, en el mes de junio de 1939, por Alfredo Barrera Vázquez: “Nuestro afán es hacer de nuestra Biblioteca la mejor del mundo en cuanto a impresos yucatecos y, sinceramente, creemos que lo estamos logrando. Pero es nuestro más vivo deseo que no siga el mismo fin que han tenido, desgraciadamente, otras”.
Las palabras del Dr. Barrera fueron dichas durante una conferencia sobre la Biblioteca Crescencio Carrillo y Ancona del Museo Arqueológico e Histórico de Yucatán, ilustre antecesora de la Biblioteca Yucatanense, demostrando que de antaño las bibliotecas en Yucatán han tenido un papel de importancia. Bajo esa misma tónica, la Biblioteca Yucatanense se perfila como referente indiscutible sobre impresos y manuscritos yucatecos, agregando con el Fondo Audiovisual importantes colecciones fotográficas, así como documentos sonoros gracias a su relación con la Fonoteca Nacional.
La heterogeneidad de materiales y soportes documentales, todos ellos contenidos en cuatro áreas (Biblioteca Crescencio Carrillo y Ancona, Fondo reservado, Hemeroteca José María Pino Suárez y Fondo Audiovisual) representan un desafío en su organización, pero de manera especial en el préstamo de servicios. La diversidad de cada uno de los acervos amplía el espectro de usuarios, pudiendo recibir al mismo tiempo a un investigador o un estudiante de secundaria, ante ello se busca que los servicios prestados puedan ser asequibles y democráticos a todos ellos.
El panorama de la Biblioteca Yucatanense pinta positivo, de unos años al día de hoy podemos constatar que han mejorado notoriamente las condiciones de resguardo de los documentos, no obstante no debemos caer en el error de pensar haber alcanzado ya la cumbre más alta. Las bibliotecas sucumben por dejar de presentarse como útiles a la sociedad que las acoge o por no saber adaptarse a las necesidades de su tiempo, en ambos casos el factor humano es de importancia, los que trabajan al interior de ellas deben saber traducir las exigencias de la sociedad en mejor préstamo de servicios, gestión más puntual de colecciones e implementación de nuevas tecnologías.
Los retos han aumentado y no podemos dar un paso de costado, debemos encontrar en ellos un impulso que haga aumentar nuestro deseo de hacer próxima la Biblioteca Yucatanense a todos, de preservar del olvido la memoria yucatanense.
Esto me hace tener más ganas de ir a la biblioteca. Me encantó, usted como siempre con palabras motivadoras que despierta el interés por las cosas, es un gran escritor y espero continúe así.
ResponderEliminarSaludos afectuosos.
:D
Saludos Geo! Recuerda, la biblioteca está ligada de manera estrecha a la enseñanza, es uno de sus pilares. Espero en el futuro sepas hacer de la biblioteca uno de los espacios más frecuentados por tus alumnos, que seguro tu siempre acudirás a una :)
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