Tesoros de la BVY No. 38
Joed A. Peña Alcocer, en PorEsto!, 30 de abril de 2012.
La vida en
Yucatán durante el Segundo Imperio estuvo marcada por la amenaza de la
sublevación indígena y los conflictos políticos. Lo anterior resultó en la vida
precaria imperante en las comunidades del interior de Yucatán, mucho más en
aquellas cercanas a las zonas de conflicto. El elemento educativo resulta un
buen parámetro para medir las condiciones en que se encontraban las
poblaciones, ya que la existencia de un instituto educativo nos habla de un
relativo progreso en infraestructura, mientras que su ausencia es claro signo
de las pobres condiciones materiales a las que muchos pueblos se enfrentaban.
El caso del
partido de Sotuta es un buen ejemplo de las diferencias que imperaban entre los
pueblos abatidos por la guerra y aquellos que permanecieron intactos. Las
afectaciones que sufrió la cabecera que daba nombre al partido no fueron tan
devastadoras como las que padeció su vecina Yaxcabá, otrora cabecera de partido
y rico pueblo comerciante de maíz, que había quedado en un abandono casi total.
Dejamos al lector un fragmento del informe rendido al comisario imperial en el
que se da cuenta de las condiciones de las escuelas en Sotuta y Yaxcabá.
Informe del inspector de escuelas públicas del Imperio, relativo a los partidos de Mérida, Motul, Valladolid, Sotuta, Maxcanú, Tizimín, Izamal, Sisal y Espita, 1865. Fondo Reservado del Centro de Apoyo a la Investigación Histórica de Yucatán.
Excelentísimo
Señor Comisario Imperial
Elevo a
Vuestra Excelencia, para su superior conocimiento el pequeño informe relativo
al partido de Sotuta de este Departamento, el cual, en todos sus pueblos sufrió
en la invasión de indios bárbaros como uno de los más de la Península, quedando
caso convertido en ruinas, sin que hasta la fecha hayan sido remediados sus padecimientos
ni reedificadas sus poblaciones, por la escasez de habitantes y la extrema
pobreza a que quedaron reducidos en su mayor parte desde aquella invasión: no
existe, por lo tanto, en aquel partido, más que una sola escuela pública
gratuita situada en la cabecera de la que paso a dar a Vuestra Excelencia
conocimiento, como igualmente de los demás pueblos que conforman dicho partido
en los que, a pesar de sus pocos habitantes que viven siempre en alarma por la
poca seguridad con que habitan en aquellos lugares, pueden ponerse escuelas
pequeñas en que pueda irse instruyendo su juventud menesterosa, si así lo cree
posible y justo la Superioridad.
En la
cabecera de dicho partido, Sotuta, existe la expresada escuela a cargo del
preceptor sin título, D. Joaquín Araujo, Bachiller en filosofía, y persona que
posee muy regulares conocimientos para el desempeño de la honorifica misión de
que está encargado. Tiene a su cargo la instrucción de noventa alumnos que,
según el corto censo a que ha sido reducida la población, por causa de la
guerra, constan en su registro; y aunque no pueden concurrir todos a la vez a
recibir sus lecciones, por lo muy reducido del local y la absoluta escasez de
bancas y útiles para los niños, se alternan entre sí para remediar en lo posible
aquellos inconvenientes, aprendiendo el idioma castellano, lectura y doctrina,
y los demás, en cuanto es posible, la escritura, gramática y Aritmética, cuyos
textos son comúnmente usados en la mayor parte de los pueblos del departamento.
El referido preceptor
tiene destinados por el Superior Gobierno, dotación mensual, treinta pesos:
veinte del Erario público y diez del producto del fondo municipal de aquel
pueblo; más de esta suma sólo percibe los veinte pesos que le satisface el
Erario, no habiendo recibido hasta la fecha del expresado fondo municipal más,
que dos pesos. Que quedan existentes en él, después de hechos sus gastos
mensuales, lo que reduce la dotación del preceptor Araujo, a veinte y dos pesos
al mes que son los únicos que ha disfrutado hasta la fecha, sobre cuyo
particular cree el que suscribe, que es de rigurosa justicia llamar la atención
de la superioridad. Las horas de asistencia a las escuela, son las más comunes:
de seis a nueve de la mañana, y de tres a cinco de la tarde; y por lo que toca
al local en que está situada, es uno de los más pequeños, calurosos y menos
ventilados que existen en la población, sin que en manera alguna haya podido
remediarse este mal por el estado de completa ruina en que se encuentran la
mayor parte de los edificios de la población de la época de la invasión
expresada.
Poblaciones
en que no hay escuelas
Yaxcabá
No hay
escuela en este pueblo; pero debe establecerse entre poco tiempo, estando ya
nombrado por la Prefectura Superior, para director de ella D. Domingo Peña,
profesor sin título, con la dotación de quince pesos mensuales que deberá
percibir del Erario público.
Pueden
convenir a su escuela, cuando esté abierta, hasta el número de cuarenta niños
que, según censo, existen en aquella población, aptos para inscribirse en su
registro.
Carece
absolutamente de enseres para los niños y con dificultades se podrá
proporcionar un local regular para la enseñanza; pero la autoridad local por
recomendación especial del Señor Subprefecto del partido, ha ofrecido hacer los
esfuerzos posibles por proporcionarlo, a pesar de las dificultades que presenta
el caso, por ser este pueblo desgraciadamente uno de los más arruinados del
partido.
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