miércoles, 6 de febrero de 2013

De las fuentes históricas y su utilidad para la literatura


No es nada nuevo el adagio que dice "sin fuentes no hay historia", el concepto de fuerte carga positivista es un llamado a la construcción de investigación con una base documental. En un principio se entendía documento como la fuente oficial o manuscrita, pero al día de hoy el concepto de lo que un documento se ha ampliado su espectro, debido a ello la fotografía, la novela, los poemas y la historia oral han sido reivindicados como elementos a considerar en la investigación.
En el caso de la investigación literaria han tenido un peso importante las obras de autor, descuidando la utilización de documentación contemporánea que  es un revulsivo en el análisis de los textos. Las invitaciones, los programas de mano y los anuncios en prensa  nos ayudan a comprender la obra de algún autor o el conjunto de ella en un amplio marco; conocer la distribución de las puestas en escena, los puntos de venta de los libros así como los espacios públicos en los que se sitúan los literatos es abordar el estudio de la historia de la literatura no únicamente desde el poema mismo o la corriente literaria en la que se inscribe (como ejemplo de ello los 18 tomos de Historia de la literatura en Yucatán de José Esquivel Pren), permitiendo ver la labor literaria en todo el ambiente de su producción estilística, formal, cultural, política y circunstancial (como ejemplo de ello, con sus respectivas acotaciones, De la nostalgia por la memoria a la memoria nostálgica de Arturo Taracena Arriola), es decir, la escritura en su tiempo. Agreguemos las fuentes manuscritas, en especial las epistolares y tendremos modo de reconstruir la creación de ideas u obras.

Carta manuscrita de Octavio Paz.


La búsqueda hemerográfica es de suma ayuda en la construcción de un estudio crítico y revisionista de los autores. Los plagios de Gutiérrez Nájera, conocido como el Duque Job, no podrían haber sido evidenciados sin la acuciosa revisión  realizada por Clementina Díaz y de Ovando en su texto "Otro plagio y otro seudónimo del 'Duque job'" o "Dos plagios del Duque Job" de Héctor de Mauleón, son textos en los que la hemerografía funge como detonante de una revisión del estilo del autor y que se complementa con la revisión de fuentes bibliografías que dan pie a los argumentos de plagio.
La crítica literaria más actual se ha servido de diversos elementos para hacer juicio literario. En revistas de circulación nacional que se autonombran de literatura (la crítica se comprende dentro de ella), como Letras Libres o Nexos, el análisis de autores clásicos e incluso de obras recientes obedece a la inspección en base a amplios criterios de contexto de vida y creación literaria.
Los historiadores de la literatura han hecho uso de fuentes más variadas en la construcción de sus objetos de estudio, el resultado  ha sido el enriquecimiento de las vetas de estudios literarios, permitiendo la inspección de facetas antes no vistas en sus letras o mirara su vida en las letras en relación a las circunstancias de los tiempos vividos, podemos mencionar "La vida como imperativo literario" de Miguel Rupérez sobre Juan Goytisolo, artículo en el que no existe referencia directa a alguna fuente primaria pero que deja entrever los resultados de un dialogo más estrecho entre los apuntes, fuentes históricas y análisis de la obra literaria del español.
Es importante mencionar que la sola fuente primaria no puede esclarecer o abrir nuevos senderos historiográficos en relación a la literatura, todo depende de la pericia de quien a ellas se llegue.


Folletín de Los Martires del Anahuac, 1870.

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