lunes, 27 de septiembre de 2010

El Libro Escudriñado. II

Rodríguez, José Antonio. El Arte de las Ilusiones: Espectáculos Precinematográficos en México. México, CONACULTA, INHA, 2009.


Herramienta de propaganda, en un principio ventana a la realidad y ahora ventana a la imaginación. La atención de la historia sobre el cine a aumentando en los últimos años, tanto el análisis de las producciones como en la investigación sobre la historia de la fílmica mexicana, que dicho sea de paso no ha sido atendida como debiera ser, tanto en el centro del país como en sus diversos estados. El libro que a continuación se presenta constituye una investigación novedosa. La interesante obra de José Antonio Rodríguez es un paseo por la arqueología del cine, es decir, los inicios de los espectáculos de proyección de imagen que pueden ser considerados como predecesores de las técnicas y mecanismos de los espectáculos fílmicos.

Pensando en el cine como un proceso tecnológico y como una diversión el autor inicia su recorrido histórico en el siglo XVII, remontándose a las primeras noticias sobre la “lámpara mágica” creada por Athanasius Kircher y que dio a conocer en su libro Ars magna lucis et umbrae, obra que llego a tierras Novohispanas y que encontró en Alaxandro Favían, jesuita, un lector y admirador, que sostuvo correspondencia con Kircher. Desde el momento en el que se plantea la llegada de la primera lámpara mágica y hasta el primer cinematógrafo, el autor da cuenta de todas y cada una de las invenciones dedicadas a la proyección de imágenes que llegaron a México y como ellas constituyeron uno de los divertimientos públicos mas impresionaste de su época. El estudio inicia en el siglo XVII y finaliza en el siglo XIX, dándonos cuenta de lo espectáculos de lámparas mágicas, fantasmagorías, dioramas, panoramas, fenaquitiscopios, praxinoscopios y cámaras oscuras.




El trabajo también es un buen acercamiento a la sociedad del siglo XIX, para ver cómo reaccionaba ante las nuevas innovaciones, tanto científicas como de esparcimiento. Las citas puntuales de periódicos y crónicas de la época nos adentran en el mundo del imaginario, ya que espectáculos como las fantasmagorías crearon espanto, temor y causaron juicios de inquisición, demostrando así que la mentalidad de los pobladores en la primera mitad decimonónica aun no concebía la aparición de espectros como producto de un proceso técnico , y para ello el autor nos presenta el juicio realizado a Andrew Oehler y las penurias que pasó a causa de ser considerado un hechicero.

Una de las cosas que evidencia el libro es la riqueza del fondo reservado de la biblioteca nacional en la UNAM, ya que cada uno de los libros usados, incluyendo los de Kircher y demás clásicos de los siglos XVIII y XIX, se encuentran en ese importante fondo documental. Aunque por momentos el libro parece repetir algunos postulados, no hay que perder de vista que la temática tan novedosa e importante para los estudios de diversiones, así como poder conocer fuentes nuevas para la historia bien valen el tiempo invertido en su lectura, más aun cuando encontramos datos sobre proyecciones en Yucatán y de la importancia que algún famoso viajero que pasara por Yucatán tuvieron en este tipo de espectáculos. Un libro ampliamente recomendable, de fácil lectura e innovación temática.

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