Joed Amílcar Peña Alcocer en PorEsto!, domingo 9 de diciembre de 2012.
Los pueblos de Yucatán son ricos en tradiciones, muchas de ellas pasan de generación en generación mediante la oralidad y de esta forma depositan en su transmisión un alto grado de memoria, de evocación.
Los relatos de acontecimientos notables o hechos fantásticos tienen un especial lugar en la oralidad de los pueblos, sirven para perpetuar tradiciones, para corregir acciones o simplemente dejar el legado de la memoria. Hace ya unos 16 años la señora Amada Mendoza legó a su pequeño nieto una de aquellas historias, donde confluyen la memoria y la historia, la fantasía y la realidad. Compartimos con el lector la historia relatada al pequeño niño y que de la narrativa oral adapta a la narrativa escrita:
Sabríamos tantas cosas si tan sólo escucháramos la voz de los montes. En nuestro pueblo muchas cosas han pasado, éste fue un pueblo grande y es aquí donde los mayas lucharon, donde los españoles murieron. Su nombre significa “primer lugar de tierra y agua”, siempre ha sido un pueblo de guerreros, de mayas, hay muchas historias de mayas, muchas historias del Alux y brujos. Hay una que es verdadera porque desde hace tiempo la cuentan, la sé desde pequeña y también lo he visto, no sólo yo, también tu mamá.
En el cenote del pueblo han muerto muchas personas y todos aquellos que las acompañaban poco antes de su muerte han dicho que siempre les decían “me llaman, ahora vengo”, pero nunca regresaban; después de decir esas palabras salían corriendo, atravesaban el parque y se tiraban al cenote.
Existe la costumbre en las personas de tirarse a bañar, por eso no lo veían raro, pero cuando tardaban en salir se asustaban, así murieron muchos. Dicen que esa voz que llama proviene del cenote, es la serpiente que ahí está, tiene cabeza de caballo y alas.
Cuentan que en las noches el cenote truena, que las aguas suben y rebozan, eso es porque la serpiente quiere salir pero aún no puede; cada cien años tiene permitido salir e ir al mar, pero aún no se cumplen los años. Por eso cada determinado tiempo llama a alguien para que caiga al cenote.
Cuando era niña mi papá me dijo que estaba en la milpa y alzó la mirada, vio en el cielo una serpiente inmensa, oró y esperó que nada pase. Seguramente esa es la mamá de la que ahora está ahí adentro.
Tu mamá la vio, cuando un día fue a llevar periódico con don Nacho sintió que el agua la pringó, era agua del cenote y cuando volteó a mirar sólo logró ver la cabeza de caballo.
Por eso no debes ir al cenote, no mires, porque no sabes si esa cosa va a querer salir en ese momento. Unos gringos vinieron y vieron un caballo ahogándose, lo fueron a decir al palacio, pero cuando fueron a ver los policías ya no estaba. Eso quiere decir que la serpiente quiere salir. Cuando los niños se acercan mucho al cenote la serpiente se da cuenta, en las aguas oscuras se oculta y desde ahí está mirando. Hace poco hablaron a uno de los maestros de la secundaria desde el cenote, ¿no te lo dijo tu mamá?, se asustó tanto que corrió hasta llegar a su casa, sudó frío. Por eso te digo, la serpiente sabe cuando hay alguien cerca.
Uno debe respetar esas cosas, podríamos pensar que no existen, pero muchos lo han visto ya. Es como los Aluxes, nadie cree en ellos hasta que se llevan a algún niño, se la pasan días buscándolos hasta que los encuentran en la orilla de la carretera. Hazme caso, pórtate bien y no vayas solo al cenote.
Cuando vino Joaquín Cordero hace muchos años se metieron al cenote a sacar rifles de la Guerra de Castas, le advirtieron se cuidara de la serpiente, pero no lo creyó. A final de cuentas no vieron a la serpiente porque aún no es tiempo de que salga para ir al mar.
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