Poco más de una semana que culminó el Coloquio “El Otro Bicentenario y Centenario de las Revoluciones en México”, después de terminada una empresa siempre es más fácil y saludable reflexionar sobre ella.
El coloquio mencionado líneas arriba ha sentado un precedente para la licenciatura en historia de la facultad de ciencias antropológicas de la UADY, muchas razones lo han hecho formar parte importante de las discusiones estudiantiles de la facultad. Unos han hablado de él con beneplácito, mientras que un grupo diferente lo ha desdeñado. Continuemos ahora con esa discusión.
La difusión de la historia es una de las parcelas mas descuidadas en los últimos tiempos, ya sea por el afán cientificista o por los altos vuelos de unos u otros investigadores de las ciencias sociales. Los jóvenes historiadores de Yucatán, intentando cultivar dicha parcela y obtener de ella buenos frutos, dedicamos buena parte del tiempo de algunas semanas de nuestros últimos meses para acudir a diferentes facultades y preparatorias, en las que se hablo de la historia que investigamos, siguiendo un resumen muy puntual que una célebre dama realizó hace una semana, podemos decir que se habló a lo largo del año de nación, Zapata, Cultura, Hidalgo, Elites, Marginados, Educación, Carillo, Puerto, por solo mencionar algunos temas, es decir, intentamos llevar la otra historia a los lugares más abstemios de historia de Mérida.
Preguntémonos, ¿Qué nos encontramos en aquellos lugares a los que fuimos?, respondamos, un público diferente que por momentos parecían tener pulgas en el pantalón por su inquietud e irrespetuoso por momentos, pero no se podrá negar que existió el público preguntón, atento y con deseos de saber. Debemos decir también que no siempre los dejamos contentos. En resumidas cuentas nos encontramos ante un nuevo reto, que gracias a que el universo se alineo a nuestro favor supimos enfrentar. En pocas palabras, tuvimos una gran oportunidad para madurar como historiadores.
Nunca olvidaré el plantón que nos hicieron en arquitectura e ingeniería, mucho menos las preguntas y el incomodo auditorio de la facultad de medicina –tiene una terrible arquitectura-, así como también son buenos los recuerdos de las cosas dichas en las prepas técnicas. Estaremos de acuerdo que las mesas de El Otro ByC fueron más que lo expuesto en ellas y que siendo objetivos reconocemos que generaron acuerdos, desacuerdos y pequeñas polémicas entre nosotros mismos. Aprendimos a ser un poco más críticos con nosotros mismos.
Tampoco pasaré por alto las mesas que tardaron en iniciar, con esa manía de la puntualidad que tengo y tanto molesta a unos me hicieron pasar unos pocos corajes, pero esas tardanzas se trasformaron en momentos jocosos de convivencia. El encontrar algo bueno incluso en lo no tan bueno de El otro ByC no es producto de la presión de Juanito ni mucho menos, es más a razón de la naturaleza estudiantil de la actividad que nos la hacía amena. Se dirá que “los mismos” participaron, y es verdad, para que negarlo.
Los mismos de siempre demostraron las capacidades del alumnado, su interés por hacer llegar la historia a los demás. Y a los mimos se agregaron más compañeros de otros años de la carrera que hicieron y hacen un buen trabajo, es bueno ver ese compromiso en las nuevas generaciones de la facultad, solo esperemos a ellos se agreguen otros más.
Se encuentran leyendo un texto con mala redacción y un alto grado de subjetividad, no podía ser distinto al tratarse de mis memorias sobre nuestra manera de celebrar los centenarios.
Ahora solo nos falta hablar del coloquio… o cumpleaños de Juanito
El coloquio mencionado líneas arriba ha sentado un precedente para la licenciatura en historia de la facultad de ciencias antropológicas de la UADY, muchas razones lo han hecho formar parte importante de las discusiones estudiantiles de la facultad. Unos han hablado de él con beneplácito, mientras que un grupo diferente lo ha desdeñado. Continuemos ahora con esa discusión.
La difusión de la historia es una de las parcelas mas descuidadas en los últimos tiempos, ya sea por el afán cientificista o por los altos vuelos de unos u otros investigadores de las ciencias sociales. Los jóvenes historiadores de Yucatán, intentando cultivar dicha parcela y obtener de ella buenos frutos, dedicamos buena parte del tiempo de algunas semanas de nuestros últimos meses para acudir a diferentes facultades y preparatorias, en las que se hablo de la historia que investigamos, siguiendo un resumen muy puntual que una célebre dama realizó hace una semana, podemos decir que se habló a lo largo del año de nación, Zapata, Cultura, Hidalgo, Elites, Marginados, Educación, Carillo, Puerto, por solo mencionar algunos temas, es decir, intentamos llevar la otra historia a los lugares más abstemios de historia de Mérida.
Preguntémonos, ¿Qué nos encontramos en aquellos lugares a los que fuimos?, respondamos, un público diferente que por momentos parecían tener pulgas en el pantalón por su inquietud e irrespetuoso por momentos, pero no se podrá negar que existió el público preguntón, atento y con deseos de saber. Debemos decir también que no siempre los dejamos contentos. En resumidas cuentas nos encontramos ante un nuevo reto, que gracias a que el universo se alineo a nuestro favor supimos enfrentar. En pocas palabras, tuvimos una gran oportunidad para madurar como historiadores.
Nunca olvidaré el plantón que nos hicieron en arquitectura e ingeniería, mucho menos las preguntas y el incomodo auditorio de la facultad de medicina –tiene una terrible arquitectura-, así como también son buenos los recuerdos de las cosas dichas en las prepas técnicas. Estaremos de acuerdo que las mesas de El Otro ByC fueron más que lo expuesto en ellas y que siendo objetivos reconocemos que generaron acuerdos, desacuerdos y pequeñas polémicas entre nosotros mismos. Aprendimos a ser un poco más críticos con nosotros mismos.
Tampoco pasaré por alto las mesas que tardaron en iniciar, con esa manía de la puntualidad que tengo y tanto molesta a unos me hicieron pasar unos pocos corajes, pero esas tardanzas se trasformaron en momentos jocosos de convivencia. El encontrar algo bueno incluso en lo no tan bueno de El otro ByC no es producto de la presión de Juanito ni mucho menos, es más a razón de la naturaleza estudiantil de la actividad que nos la hacía amena. Se dirá que “los mismos” participaron, y es verdad, para que negarlo.
Los mismos de siempre demostraron las capacidades del alumnado, su interés por hacer llegar la historia a los demás. Y a los mimos se agregaron más compañeros de otros años de la carrera que hicieron y hacen un buen trabajo, es bueno ver ese compromiso en las nuevas generaciones de la facultad, solo esperemos a ellos se agreguen otros más.
Se encuentran leyendo un texto con mala redacción y un alto grado de subjetividad, no podía ser distinto al tratarse de mis memorias sobre nuestra manera de celebrar los centenarios.
Ahora solo nos falta hablar del coloquio… o cumpleaños de Juanito