miércoles, 19 de junio de 2013

La ciudad como un todo, el patrimonio edificado.


Ciudades como Mérida tienen en sus edificios una parte substancial de su patrimonio edificado. En la llamada ciudad blanca conviven edificios coloniales, construcciones porfirianas y edificaciones de las primeras décadas del siglo XX que en su conjunto son parte del cotidiano, de un todo que es la ciudad. Estas construcciones son huellas del progreso urbano y cultural, en pocas palabras, son parte de las grandes realizaciones de nuestra historia.

Los habitantes de Mérida están habituados a caminar entre construcciones centenarias, pero pocas veces reparan en la importancia que tienen. Los esfuerzos por salvaguardar el patrimonio edificado deben partir de la amplia compenetración de ciudadano con el entorno, de tal modo que en lo cotidiano se pueda buscar la esencia de lo singular, de lo único. El meridano debe ver a su ciudad como un todo, para no ser indiferente a su historia, a su patrimonio. 

El día de ayer, 18 de junio, las fuertes lluvias y ráfagas de viento hicieron caer parte de la estructura de una casona ubicada frente a la casa del pueblo. Probablemente la casona que se derrumbó no fue una innovación arquitectónica de su tiempo, tampoco escenario de algún suceso memorable; pero sí era parte de la estructura histórica de la ciudad.

Las redes sociales propagaron las noticias, los comentarios se referían a la fuerza del viento, a la torrencial lluvia y al muro antiguo caído. Fueron pocos los que cuestionaban la falta de atención a este tipo construcciones.

Diario de Yucatán, edición electrónica, 19 de junio 2013: "Una antigua casona abandonada de la calle 48 entre 63 y 65 del Centro, frente a la ex Casa del Pueblo, cedió ayer ante los fuertes vientos de la depresión tropical número dos"

El caso del edificio referido es una muestra sintomática de dejar de ver a toda la ciudad como una unidad en estructura e historia. Probablemente nos hemos ceñido a las recomendaciones turísticas que nos dicen que el patrimonio del yucateco está en la casa de Montejo, la Catedral o el paseo de Montejo, dejando de lado a la innumerable cantidad de edificios que dan contexto a los mencionados anteriormente.

La conservación del patrimonio edificado es compleja, difícil, son muchos los obstáculos que evitan se dé una atención debida a todo edificio que lo requiere, primordialmente el presupuesto. Pero nada cuesta iniciar una campaña para que los yucatecos valoren todo el patrimonio que tienen.

Paseos en bicicleta, visitas guiadas para los vecinos de los barrios por sus propios barrios, folletos de peculiares construcciones de diversas partes de la ciudad, anécdotas de los habitantes del centro y los barrios, entre otras tantas, pueden ser una buena forma de evitar que el patrimonio edificado de los meridanos sea visto con indiferencia por ellos mismos.

La casona que se derrumbó. Google maps.

martes, 18 de junio de 2013

Lázaro Cárdenas, la fuerza del discurso y la lotería nacional.


Lázaro Cárdenas del Río, presidente de México en el periodo de 1934-1940, es una de las figuras emblemáticas de la política mexicana y de la Revolución, con acciones impensables y un discurso firme dejó una marca indeleble en la historia de nuestro país.

La expropiación petrolera es un hito de la historia y la memoria, la cercanía del presidente con la nación mexicana se dio en todos los aspectos de la vida política, social y cultural, su figura reflejaba autoridad y aún en los pueblos más recónditos de la laja peninsular se escuchaba con marcado respeto  el voto de aprobación al General.

Es innegable que el discurso del presidente Cárdenas jugó un papel muy importante, fue la base de la construcción de una imagen que fue respaldada por las acciones de su gobierno. La expropiación petrolera fue un signo de modernidad, de aprovechar los recursos fósiles para el desarrollo económico nacional y refrendar la soberanía de la nación por sobre los intereses extranjeros. El campo fue también foco de atención del presidente socialista de México.

No debemos perder de vista que para afianzarse en el poder Lázaro Cárdenas creo organizaciones oficiales como la Confederación Nacional Campesina y la Confederación de Trabajadores de México, de este modo maniataba las pretensiones de ir en contra del rumbo marcado desde la presidencia. Los sectores campesinos y obreros fueron controlados. Mediante este hábil movimiento el clientelismo y las mafias sindicales iniciarían un vertiginoso desarrollo, y décadas después, si bien no se alejaron de los designios del poder presidencial, se volvieron contrapesos importantes.

Cárdenas supo conciliar el ejercicio del poder, la habilidad política de maniatar a contrincantes sin perder crédito frente a la sociedad; probablemente ese fue más grande acierto, saber conducirse de manera discreta, sin causar exaltación mediática de aquellos que no se vieron favorecidos por él.

La Reforma Agraria fue otra de las grandes causas del cardenismo, la fragmentación de la gran propiedad y el surgimiento del ejido son elementos de marcaron la historia de muchas poblaciones mexicanas. Aunque es importante señalar que no tocos los hombres de campo sonrieron ante tal política.

Los pueblos tendrían mejores condiciones de producción, la agricultura mejoraría y todos tendrían espacio en el cual trabajar. Se esperaba que las condiciones materiales y la calidad de vida de los pueblos mejoraran.

La influencia del discurso cardenista llegó a todos los medios de difusión posible, el entorno rural y su mejora paulatina estaban presentes. Ello influyó para que el bien común fuera exaltado sobre el interés individual, las campañas publicitarias de toda dependencia de gobierno debían incluir las ideas anteriores.

La Lotería Nacional en el mes de septiembre de 1937 publicó en la prensa anuncios para el sorteo del día 16 de ese mes. Las imágenes reflejan el discurso cardenista sobre la mejora de las comunidades rurales, de la dotación de artículos que hicieran la diferencia en la calidad de vida y seguridad. Un campesino, un bombero y un topógrafo son los personajes con los que se ilustra la publicidad, todos ellos buscan el bien común y destinarían el premio a los intereses de las comunidades. He aquí las imágenes:

Diario de Yucatán, 1 de Septiembre de 1937.



Diario de Yucatán, 2 de septiembre de 1937.



Diario de Yucatán, 4 de septiembre de 1937.


El discurso cardenista estuvo presente en todo lugar, las imágenes anteriores son muestra de la fuerza que las ideas, su propagación y aceptación tienen. La imagen de Lázaro Cárdenas debe mucho al discurso que se reprodujo en todo lugar

lunes, 17 de junio de 2013

Memoria e historia de la Guerra de Castas

La historia peninsular tiene momentos definitorios, en ellos se conjugan varios elementos que delinean como producto último la identidad. De forma muy peculiar es el Oriente yucateco el espacio en el que confluyen algunos de los hitos de nuestra historia, es donde los procesos históricos tienen permanencia temporal, memorística, discursiva e historiográfica.

El siglo XIX dejó dos momentos importantes, uno es el movimiento federalista de Santiago Imán que a principios de la década de 1840 tomó, con ayuda de indígenas mayas, la ciudad de Valladolid y el segundo la Guerra de Castas. El movimiento iniciado en 1847 es el que ha marcado el devenir de muchos pueblos del Oriente. En el siglo XX el movimiento conocido como la Primera Chispa de la Revolución, que no fue una primera chispa revolucionaria y sí muestra de descontento con la autoridad porfiriana local, es otro hito de la formación de la identidad.

Con todo la Guerra de Castas se impone a la Revolución, logrando hacer de múltiples episodios ocurridos entre 1910-1916 parte de su historia, parte de su memoria. El conflicto de 1847 acarrea múltiples interpretaciones de la historia, dentro de las cuales el documental La dignidad maya es una de las últimas.

El documental nos ofrece una visión desde la memoria, que no es necesariamente la historia formal, pero sí la parte que interesa a las comunidades de Yucatán y Quintana Roo, que delimitan los terrenos de la memoria, que en un ejercicio reflexivo se transforma en la historia comunitaria.

El trabajo realizado por Francisco May, apoyado por el historiador Gilberto Avilez con el guión, busca el equilibrio entre lo que el discurso académico señala y lo que la memoria oriental nos dice.

Es significativo el inicio del documental, las dedicatorias tienen como justificación la memoria: rescatar la del abuelo, la construcción de la memoria de la hija. Es más que válido, se dirá que necesario, hacer uso del conocimiento local para la compleja construcción de las historias más íntimas de nuestras comunidades.

Jesús Lizama y Lorena Careaga Viliesid nos da el contexto académico de las principales interpretaciones sobre la Guerra de Castas de los últimos años, siendo algunos polémicos como la aseveración que el elemento de las Castas existió en este conflicto. La parte más interesante del documental se centra en las opiniones de los habitantes de Quintana Roo, depositarios de la memoria.



Norberto May Pat, a quien se presenta como descendiente de Jacinto Pat, argumenta que la Guerra de Castas fue una guerra de pobres contra ricos. Aunque algunos de los líderes del movimiento, como Jacinto Pat, no tuvieron carencias.

El señor Cornelio Díaz, lo mismo que Domingo Estrella Puc, nos relatan un peculiar inicio de la Guerra de Castas, la hija de Manuel Antonio Ay es obligada quedarse en el pueblo a pesar de la negativa de su padre y con ello inician los planes de guerra.

La historia de la hija de Manuel Antonio Ay es, creo yo, una justificación ideológica, simbólica. Si a esta historia unimos lo dicho por doña Alma Poot Dzib, sobre la promesa de la cruz de hacer permanecer la semilla de los valientes, tenemos un discurso de la continuidad del linaje del pueblo, de la pureza, de mantener los valores del grupo. En otras palabras de conservar la tierra, de regresar por lo que se ha perdido, por lo que da frutos, de donde nacen las semillas, la mujer es la tierra. En este punto es importante recordar que el hombre maya viene del maíz, viene de una semilla. La Guerra de Castas es una lucha por la tierra.

Los señores Santos Can Tzuk, Florentino May Balam, Eulalio May Balam, Cornelio Díaz y Domingo Estrella nos relatan las formas de los mayas de hacer la guerra. Viliesid nos dice que esas habilidades las obtuvieron gracias al conflicto entre Mérida y Campeche, aunque este enfrentamiento nunca llegó a un conflicto armado de gran envergadura, no pasó lo mismo con el bloque centralista que tuvo en Santiago Imán y los indígenas orientales a sus más fieros contrincantes.

Leonardo Pat, muy probablemente tataranieto de Jacinto Pat, nos da un dato interesante, los pueblos que acudieron al llamado de las armas: Chichimilá, Peto, Tekax, Oxkutxcab y Ticul, poblados que formaron parte de la línea fronteriza oriental. Ya es de discutir si en primera instancia fueron 40,000 sublevados, cifra a la que llegaron y superaron con el paso del tiempo. El señor Pat nos recuerda también la participación de Belice en el devenir de la Guerra.



El conjunto de memoria presente en las voces de los hombres de Quintana Roo nos muestra la memoria sobre la Guerra que se genera en esa zona, la memoria de la Guerra de Castas en el primer Oriente, en el cercano, es diferente, lo es aún más la de las zonas del Centro Sur. Además de ello podemos escuchar en el documental la expresión de “los waches” un recuerdo de la no tan lejana toma de Chan Santa Cruz por Ignacio Bravo, quien provenía de otro estado, un hombre de botas que hacían wach, wach.

El documental de Francisco May es una joya de la memoria, de la construcción de una historia local de gran validez, vigencia, valor y que continuamente debemos revisitar.

*Texto leído por el autor durante la proyección del documental La dignidad maya, guerra de castas de 1847 en el Centro Universitario de Valladolid, en el marco de las celebraciones por los 470 años de la ciudad de Valladolid, el pasado 16 de mayo.

jueves, 13 de junio de 2013

Teñir de negro

Los medios masivos de comunicación, en especial la televisión, influyen en la formación de la opinión pública, produciendo reacciones que pueden ser de aceptación, de confusión e incluso de animadversión y rechazo. Existen dos factores que conducen de manera irremediable a formar una mala opinión sobre los acontecimientos, la primera es una información segmentada y parcial; la segunda es la recepción poco crítica de la información.

En los últimos meses el conflicto magisterial en los estados de Michoacán, Guerrero y Oaxaca ha recibido una amplia cobertura de los medios periodísticos televisivos e impresos, la cantidad de reportajes sobre las acciones de los maestros disidentes ante la reforma educativa podría dar resultado a varios tomos de libros, los minutos de tiempo aire en la televisión podrían dar para un largometraje. Mucha de la cobertura que se le ha dado ha logrado que la sociedad conciba al profesorado de esos estados como violentos, holgazanes y reticentes a las mejoras, una imagen que poco a poco se infiltra en nuestro ideario e imagen del maestro mexicano.

Los programas informativos de los principales canales de televisión plagan al telespectador de imágenes de violencia, de desorden, de falta de interés por la educación, pintan sin más una imagen del profesor disidente regido por la sinrazón. Nunca estos medios noticiosos han realizado una entrevista a algún maestro que no acepte la reforma educativa, nunca han presentado las razones reales de la inconformidad, tampoco han ponderado los beneficios de las propuestas de los maestros que reclaman una mejor reforma, respeto a la integridad de la labor, a sus años de trabajo.

No somos ciegos, no se puede dejar de lado el clima de violencia que se ha generado, pero esa no es característica del maestro de Guerrero, Michoacán y Oaxaca, no es la forma de actuar del maestro mexicano. El poder de los medios y del discurso puede hacernos creer cosas que no son ciertas en su totalidad, incluso puede llevarnos a creer mentiras.

Falta que los principales canales de televisión tengan apertura y real compromiso con la información certera, que presenten las condiciones de trabajo que muchos de los maestros de nuestro país afrontan en la montaña, la selva, el desierto, la costa e incluso la ciudad, lugares en los cuales la realidad es más compleja que las generalidades presentadas en el discurso, donde la labor del magisterio debe hacer uso de nuevas habilidades, donde el desempeño laboral del docente deben mirarse con perspectivas distintas. Posiblemente una evaluación de carácter general, focalizada en un solo sector de los implicados en la educación en México sea inoperante en los lugares de desempeño de muchos profesores, ellos lo saben, ellos lo ven, ellos protestan por ello.



Una relectura de la reforma educativa es necesaria, lo mismo que escuchar las voces disidentes. Sólo de esa manera se podrá hacer una reforma que logre responder a la realidad de la educación mexicana, que responda y recompense la labor de los dedicados maestros. Nuestra sociedad debe ser más crítica de la información, saber notar posturas parciales, lograr complementar las noticias con fuentes independientes, valorar y reflexionar. Haciendo lo anterior podrá tener mejores elementos de decisión y acción, podrá tomar la postura que mejor le parezca pero con el fundamento de la crítica.

El ejercicio pleno de la ciudadanía nos llevará a comprender de manera cabal las posturas de los maestros disidentes, de aquellos que piensan, reflexionan de manera diferente y no por ello equivocada. Ejercer nuestros derechos nos ayudará a saber en qué momentos los medios de comunicación tergiversan de manera perversa las intenciones de los demás, de cómo se prestan a un juego poco ético de la manipulación de la información.

Como me dijera la maestra Effy Luz Vázquez “a los maestros por vocación nos duele que manchen nuestra imagen, conocemos lo difícil del enseñar, duele que no vean el esfuerzo y que quieran mentir sobre lo que somos”. Seguramente son muchos los profesores que consideran legítimos los reclamos por una mejor reforma, son ellos quienes se han enfrentado a la noble misión de enseñar.

Como sociedad que debe mucho a los maestros mexicanos busquemos enterarnos del origen de la protesta, cuando lo hagamos nos daremos cuenta de que ellos no están en contra de una evaluación, al contrario, exigen que todo miembro del sector educativo sea evaluado (directivos, planificadores y administrativos incluidos), que no sea selectiva o mal intencionada, que sea acorde a la realidad del país. Hagamos nuestra tarea y no dejemos que oscurezcan la imagen del maestro mexicano.

Publicado originalmente en Por Esto!, 18 de mayo de 2013.

martes, 11 de junio de 2013

El compromiso histórico del magisterio

La educación de los siglos anteriores es una invitación a la revisión de nuestra historia educativa, sobresaliendo la figura del maestro y los compromisos que históricamente ha asumido. Estos compromisos son la herencia del magisterio de hoy en día, en ellos algunos permanecen y otros los han dejado de lado.

La educación como un proceso formal, guiado, normado y progresivo debe tener un facilitador, a éste le hemos llamado profesor, más comúnmente maestro. La noción del maestro a partir del siglo XIX, que es cuando se dota la educación del marco institucional que conocemos, se une estrechamente al concepto de progreso. Los grupos rectores del poder político del siglo antepasado vieron en la educación y el profesorado agentes de cambio o como se diría en aquellos días, de progreso y civilización. Se encumbró a la educación como necesidad social no desprovista de poder, autoridad y liderazgo

No es de extrañar que las grandes reformas educativas en México, aquellas que dan el perfil histórico de la educación del país, surjan en el siglo XIX y el maestro sea un elemento primordial en su conformación. La educación patria, integradora, moral, científica, laica, racional y gratuita son los preceptos que van sucediéndose en el país, correspondió a los maestros hacerse cargo de la implementación de estas políticas en las populosas ciudades y los más apartados pueblos. Fue con el ejercicio del deber que el maestro se forjó la reputación de transformador, de emisario del progreso, ganando una sólida imagen de autoridad y respeto.

El oficio de enseñar se convirtió prontamente en uno de los más respetados, en uno de los más anhelados y en uno de los más sinceros.

El discurso educativo del siglo XIX tiene como una de sus características la cientificidad, la confianza en el saber, el conocimiento como redentor del pueblo o reactor para madurar, todo basado en una sólida formación académica, en un discurso respaldado por la acción. Estas mismas premisas serían compartidas por los maestros del cambio, los de la Revolución de 1910, quienes enarbolarían la bandera de la libertad, quienes buscaban salvar de la ignominia y la enajenación a la sociedad. El lápiz sería el arma, el enemigo la ignorancia.

El maestro de la Revolución llevó a los pueblos la cooperativa, impulsó la agricultura, presentó las letras, reveló el libro, liberó mentes y cuerpos esclavizados, se enfrentó a los terratenientes, introdujo la radio, fundó escuelas, escribió y noveló la redención de las masas, incluso las dirigió. Nuevamente el papel del maestro como agente de cambio se hizo presente.

La anterior es la herencia histórica del profesorado actual, que de manera lamentable ha perdido crédito ante la opinión pública, posiblemente por la desidia, por el sistema que sofoca o la falta de compenetración con la realidad del estudiantado. Urge retomar el compromiso con el proceso de la educación, en especial de dos de sus principales preceptos: laicidad y libertad.


El maestro debe de retomar su papel activo en la sociedad, haciendo todo lo posible por hacer valer los derechos de una educación laica en tiempos en los que el conservadurismo se disfraza de privatización, debe formar conciencias críticas que sabrán elegir, cuestionar y actuar. El laicismo no debe ser confundido con anticlericalismo, su intención real es el respeto a las posturas, a las ideas, es producto de la reflexión superior que quiere ser socava.

Por otra parte la educación en la segunda década del siglo XX se unió al movimiento Revolucionario, entendiendo su misión libertaria. La educación se transformó en un proceso de liberación, de eliminación de la opresión, fue así que muchas mujeres y hombres del campo conocieron sus derechos, las posibilidades que tenían, se revelaron ante la explotación y buscaron en la educación el refugio, el arma de las ideas.

Ambos preceptos tienen una función en la actualidad, pero sólo pueden ser atendidos de manera cabal cuando el maestro es consciente de su deber en la sociedad, de los compromisos históricos que hicieron del maestro y su labor parte importante de la vida del país.

Si en el siglo XIX y XX los maestros impactaron en la sociedad, ¿por qué no lo lograrán los del siglo XXI? Revisar la acción y herencia pedagógica de los siglos pasados debe ser una constante, cuestionarlos un deber, superarlos el objetivo. En la nueva generación de profesores y profesoras debe existir el compromiso, el valor de innovar, el deseo de ser parte activa de la sociedad.

Publicado originalmente en Por Esto!, 16 de mayo de 2013.

lunes, 10 de junio de 2013

Estela de hambre

En la isla de Sehel, situada en el río Nilo, se encuentra una inscripción que data de los tiempos del faraón Zoser, en ella se da testimonio de la terrible hambruna que hizo palidecer al imperio egipcio. El texto describe la falta de alimentos y sus causas, es también un testimonio de la vida religiosa de Egipto, ya que la solución al hambre fue elevar clamor a Jnum, Satet y Anuket, dioses prominentes de los cuales se esperaba favor.

La inscripción es conocida como “La estela del hambre”, es la narración de un hecho que segó vidas, hizo tambalear un imperio y sobre todo llevó a la búsqueda de soluciones. Actualmente en nuestro estado, muchos pueblos están a punto de escribir sus estelas del hambre.

En los últimos días el POR ESTO! informó puntualmente de la terrible situación de hambruna que se vive en Yaxcabá, hecho que va de la mano con la iniciativa del Gobernador Rolando Zapata Bello de incluir al referido municipio en la Cruzada nacional contra el hambre. El Ejecutivo del Estado hace todo de su parte para poder aminorar las necesidades de éste y otros municipios, refrenda su compromiso social y su visión abarcadora de nuestra realidad. Todo ello nos debe mover a la reflexión.

El rezago de las comunidades orientales de Yucatán tiene un origen histórico que se remonta al flagelo sufrido en la segunda mitad del siglo XIX con la Guerra de Castas, no es un problema de unas pocas décadas al día de hoy, por lo mismo es válido hacernos la pregunta ¿por qué hemos llegado a esta situación?

El caso de Yaxcabá ejemplifica, de mejor manera que la que desearíamos, el rezago producido por la falta de visión. Hace unas décadas el Ayuntamiento rechazó la instalación de un almacén rural de Diconsa que terminó en Sotuta, los beneficios para este último municipio no dejan de percibirse; cada tres años se ha gastado una parte importante del presupuesto en el cambio de color de los parques y oficinas municipales.



El Ayuntamiento (pensando en conjunto todas las administraciones) como un cuerpo de gobierno con un grado de autonomía no ha podido canalizar de manera eficaz sus recursos para el mejoramiento de las condiciones de vida de la población. De ser “el granero del estado” las familias de Yaxcabá producen para autoconsumo, será que ¿el Ayuntamiento no ha podido vincular a los productores de maíz o chile con los centros de abasto estatal? ¿No se ha podido vincular al sector artesanal con los mercados turísticos? La causa del hambre en Egipto hace miles de años fue la falta de agua en el río Nilo, el hambre en nuestras comunidades es la falta de flujo de trabajo, de la compra y venta de la producción local. ¿Acaso el mercado municipal no puede volverse un referente para la zona en la que se enclava Yaxcabá?

De igual forma las instituciones públicas han perdido de vista lo que un tiempo hicieron en la comunidad. Hace unos años el CINVESTAV realizó proyectos de investigación para paliar el hambre con la mejora de sistemas de producción de maíz, se realizaron foros de consulta, se alentó el ahorro, se desarrollaron proyectos de alimentación en torno al maíz y la miel. Todo lo anterior quedó en el pasado, ahora el CINVESTAV en la población es sinónimo de renta de piscinas y un local para fiestas. Las demás actividades que esta dependencia del Instituto Politécnico Nacional realiza han adquirido nombre particular y se han alejado de su función original.

Luchar contra el hambre es luchar contra el rezago, contra la falta de oportunidades de educación, por eso y más no hay que reaccionar pasivamente ante las iniciativas estatales o federales. El Gobernador ha hecho un llamado con su iniciativa a redoblar esfuerzos al interior del municipio para dejar atrás el discurso de “acabamos de entrar” o “los anteriores”, la ciudadanía debe tomar parte activa con su opinión y sus propuestas para mejorar las condiciones de de vida que ahora se tienen.

Unas cuantas familias se dan el lujo de no escribir su estela del hambre, esas familias deberían ser, en su papel de ciudadanos, las primeras en velar por un reparto equitativo de los bienes, en generar oportunidades de empleo. El Ayuntamiento por su parte no deberá ser pasivo ante los apoyos, deberá hacer de ellos un elemento que se multiplique, deberá saber cómo y en qué aplicar el presupuesto de manera que impacte en la comunidad, deberá tener una visión innovadora, amplia, que lo lleve a conciliar sus intereses con los de la ciudadanía a la que se debe.


Publicado originalente en Por Esto!, 21 de mayo de 2013.