jueves, 26 de abril de 2012

Nuestro Mensajero Escolar

Joed Amílcar Peña Alcocer, "Nuestro Mensajero Escolar" en PorEsto!, 25 de Abril de 2012.

A El Mensajero Escolar en su segundo aniversario

I

Muy de mañana una maestra toma consigo unos ejemplares de un periódico, de gran tamaño, color crema, de un diseño sobrio pero atractivo y con letras de tinte rojizo. Se dirige prontamente a su centro de trabajo, al llegar a él ordena sus utensilios de la mejor manera y, con voz amable, anuncia a sus compañeros que ha llegado el nuevo número de El Mensajero Escolar. Con ánimos lectores los profesores se hacen de su ejemplar correspondiente, siendo así que las publicaciones emprenden el viaje a sus nuevos hogares en Tekax, Acanceh, Muxupip, Ekmul y otras tantas poblaciones yucatecas.

En una fresca tarde un grupo de jóvenes ven caer poco a poco la noche, cada uno de ellos con un simpático periódico en manos, risas van y vienen mientras deciden quien iniciará la lectura en voz alta. Ya con la noche sobre ellos, Damayanti, Isabel, Obed, Wilder, Darnefi y Walter daban lectura a poesía, biografía e historia educativa de Yucatán.

Cuernavaca con su templado clima acoge a una familia peninsular, una joven madre da a leer a su pequeña hija un libro que invita a despertar, mientras tanto ella recuerda su cálida tierra repasando los textos del periódico que es mensajero de escuelas, profesores y alumnos. Las páginas de aquellas publicaciones la hacen añorar su tierra natal, le hacen sentir orgullo por su pasado.

Atravesando ríos, montañas y valles, cada uno de ellos división entre territorios, llegamos a las lejanas tierras de la ciudad Chilena de Vallenar. En casa de unos de sus habitantes se encuentra resguardado un periódico avocado a rescatar el patrimonio educativo de Yucatán, ahí alimenta los recuerdos de las vivencias y amigos hechos en la tierra del faisán y el venado.

En resumidas cuentas, sea en la escuela, en las reuniones de amigos o en tierras lejanas existe algo en común, la experiencia en torno a una publicación, dedicada expresamente a mediar entre el pasado y el presente educativo del estado.

II

Hace dos años que, El Mensajero Escolar, ha animado experiencias similares a las anteriores en muchos puntos de nuestra geografía estatal y en ocasiones lejos de ella. El máximo éxito de esta publicación ha de ser su presencia en las escuelas, en casa de profesores y alumnos, en ser parte del convivio escolar y familiar, es decir, en fomentar el recuerdo y valoración de nuestro patrimonio educativo.

Por lo tanto, los dos años de El Mensajero Escolar, son una prueba de la constancia y dedicación de los realizadores de tan importante empresa que tiene como principal fin difundir y hacer del patrimonio educativo una parte importante de la vida diaria de la población yucateca. La labor de difusión es una de las tareas más complicadas y arduas, el camino es difícil, asimismo mantenerse en él tiene la misma o mayor dificultad, la determinación juega un papel por demás importante en librar aquellos baches que se presentan en el camino, pero la ayuda más grande la dan los lectores. Los alcances de este trabajo han pasado las fronteras del estado, e incluso de nuestro país, ello es impulso y desafío al mismo tiempo.

Invitamos a los maestros a usar, leer y apropiarse junto con sus alumnos, de La Casa de la Historia de la Educación en Yucatán y de El Mensajero Escolar, manteniendo viva la tradición de un magisterio pujante y un alumnado entusiasta. Deseamos este sea el segundo de muchos años de esta benéfica publicación. Hagan suyo a El Mensajero Escolar.

jueves, 19 de abril de 2012

Sindicatos del siglo XX

Etrega 15 de los Tesoros de la Biblioteca Virtual de Yucatán.

Joed A. Peña Alcocer, "Sindicatos del siglo XX" en PorEsto!, viernes 2 de marzo de 2012.



La Revolución en Yucatán vivió dos etapas fundamentales: la primera, con el general Salvador Alvarado, y la segunda, con Felipe Carrillo Puerto. En esta última se dieron las condiciones para la formación de agrupaciones obreras que tendrían como principal fin dotar a los trabajadores de las condiciones ideales para realizar de sus deberes, hacer valer sus derechos y hacer cumplir los mismos.

Los reglamentos de las asociaciones que surgieron son una buena herramienta para conocer los ideales que tenían sobre la defensa de los derechos laborales. La aparición de los sindicatos y la organización de la mano de obra nos hablan del progreso y la reconsideración sobre las labores productivas que la Revolución había gestado. Con el paso del tiempo, estas organizaciones mutaron a órganos de poder en los cuales poco se atendían las bases originales de su constitución y, en muchos casos, resultaron un lastre para los propios trabajadores.

En el caso yucateco, los sindicatos que se fueron formando a principios del siglo xx tenían una impronta de carácter socialista; por tal motivo, no es extraño que muchos de ellos formaran parte del Partido Socialista del Sureste. Esta relación evidencia la clara línea ideológica bajo la cual se organizaban las agrupaciones de trabajadores y, al mismo tiempo, nos da indicios de las formas en que el Partido Socialista lograba adherir a sus filas más yucatecos. Si bien es cierto que la defensa de los derechos laborales es una de las grandes herencias del la Revolución Mexicana, no podemos negar que bajo estas premisas también se logró el control de una parte importante de la población.

Dejamos al lector una fracción del reglamento del sindicato de terraceros y pavimentadores de Mérida, en la cual podemos notar el espíritu fervoroso que existía en relación al correcto cumplimiento de los deberes de un buen trabajador y la importancia del código socialista para la organización.








Liga sindical de terraceros y pavimentadores de calles “Enrique Re­cio” adscrita al Gran Partido Socialista del Sureste y la H. Cámara del Trabajo de Yucatán. Reglamento General de esta liga. Mérida, 1934. Fondo Reservado, Centro de Apoyo a la Investigación Histó­rica de Yucatán.






Capítulo primero

Objeto de la institución

Art. I. Esta Liga de resistencia adscrita al gran Partido Socialis¬ta del Sureste, denominada Liga Sindical de Terraceros y Pavimentadores de Calles “Enrique Recio” se constituyó con fecha 4 del mes de septiembre del año de 1926, con el único y exclusivo objeto de defender sus intereses colectivos, y de los trabajadores del ramo de terracería inscritos a la misma agrupación, sujetándose al presente reglamento que hoy presenta para su aprobación, y de conformidad con las cláusulas que seguidamente se especifican.

Art. II. El ramo de terracería abarca los siguientes trabajos: picadores de sahcab, perforaciones de pozos, arrancadura de piedras, nivelaciones de terrenos, perforaciones de aljibes y sumideros y todo lo comprendido en el ramo de pavimentación, con trabajos de asfalto, concreto y mac adam petrolizado.

Art. III. Es requisito indis¬pensable para ser socio de esta agrupación, hacer la solicitud por escrito haciendo constar su edad y domicilio, debiendo presentar la solicitud calzada con la firma de dos socios [...], en caso de ser aceptado, el solicitante hará ante la asamblea la protesta de cumplir fielmente nuestros postulados, el código socialista y el reglamento de esta agrupación así como los acuerdos que emanen de las asambleas de la misma.

Art. IV. Esta agrupación se regirá bajo la administración y dirección de una junta directiva compuesta de cinco miembros en la forma siguiente: un presidente, un secretario, un tesorero, un agente de trabajo y un agente de reclamaciones, quienes durarán en su cargo un año a contar de la fecha en que hayan sido electos [...].

Capítulo segundo

De la admisión de los socios

Art. VII. Para ser admitido como socio de esta agrupación se requiere los requisitos siguientes: (a) tener 18 años cumplidos, (b) no tener vicios denigrantes, (c) ser apto para los trabajos que controla la misma, (d) cuando se trate de un menor de edad, pero mayor de 15 años, será admitido siempre que sea representado por su padre, o por un tutor debidamente autorizado.


lunes, 16 de abril de 2012

Revolución y educación en Redención, novela de Prudencio Patrón Peniche



Joed Amílcar Peña Alcocer, El Mensajero Escolar, Marzo de 2012.


Las luces de la Revolución Mexicana siempre fulgurantes, las más de las veces en el discurso oficial, iluminaron en la medida de lo posible todos los espacios donde la ciudadanía se desenvolvía. Era imprescindible, después de años de lucha y devastación, que las oscuras poblaciones y los rostros llenos de pesar recuperaran algo de la tranquilidad de antaño.

La reconstrucción del país y la unificación nacional fueron objetivos primordiales, los medios para conseguir el objetivo fueron de diversa índole, pero el mayor de ellos siempre fue la educación. El magisterio mexicano fue prontamente incluido en el proyecto revolucionario, el compromiso social del profesor salió prontamente a relucir. Era evidente que la Revolución trajo consigo una nueva interpretación de la educación, que a partir de 1910 fue concebida como un medio de emancipación.

La liberación del estudiante, del futuro ciudadano, fue eje central de la labor, prueba de ello se encuentran en las nuevas propuestas educativas, como por ejemplo la educación racionalista. En Yucatán algunos los profesores dedicaron tiempo, a la par de la enseñanza, a la escritura de poemas, ensayos e incluso novelas. Uno de ellos fue el destacado profesor espiteño Prudencio Patrón Peniche.

El profesor Prudencio Patrón lo mismo disertaba sobre temas educativos que sobre la historia de Espita, pronunciaba un discurso sobre algún prócer yucateco con la misma elocuencia con que reseñaba la historia de la sociedad “Progreso y Recreo” y, se empeñaba en la correcta dirección del museo pedagógico de su población con el entusiasmo que lo llevó a escribir novela o comedia.

En el año de 1962 sale de la imprenta Redención. Novela de carácter social, trabajo que muestra, de manera clara y precisa, la perspectiva que los profesores comprometidos con la Revolución tenían sobre su labor. La novela cuenta la historia de amistad entre el joven hijo de un hacendado y una niña indígena, quienes terminarían separados por la maldad del padre del primero. La novela refleja los contrastes y dificultades que conllevó la apertura de escuelas en haciendas y fincas. El discurso sobre las cualidades emancipadoras de la educación fue una constante en las décadas subsiguientes a 1910, Redención es un ejemplo de ello, el autor pone en labios de una joven maestra que llega a la hacienda un discurso muy elocuente sobre el pensamiento revolucionario y la educación, del cual cito una parte:

“ustedes habrán escuchado hablar de la revolución: En principio, una revolución es un cambio de principios, de reglas de coexistencia de pueblos, de modo siempre brusco y demoledor. Por lo general, cuando un gobierno es injusto, es despótico, y no atiende a las necesidades primordiales de sus gobernados, y burla sus derechos naturales, como el de la libertad física y la libertad de expresión y de vivir como más le acomode, el pueblo se amotina, casi siempre con las armas en la mano, y se hace respetar. En cambio, si el mejoramiento social se realiza gradual y pacíficamente, se dice que ocurre una evolución. Es decir, la revolución es una evolución con una erre antes, fonema particular e guerra, de derrumbe, de arrojo, de ruido…

Sí, y la Revolución en nuestra patria ha triunfado y se ha constituido en gobierno, en gobierno revolucionario. Por eso investiga y estudia las necesidades de las gentes, en particular las de escasos recursos como ustedes, para resolverlas o ayudar a resolverlas.

Se ha enterado, por ejemplo, no precisamente enterado porque fue uno de los motivos de la Revolución, del estado penoso del campesino maya, víctima siempre de la explotación de los capitalistas; materia de extorciones y de vejaciones de los “amos” (esa palabra es en sí negación de derechos, símbolo de esclavitud) y acude diligente y eficaz a resolver el primer lugar el problema del trabajo.

Y como la causa fundamental de la esclavitud es la ignorancia en que intencionalmente los han tenido esos “amos”, ha ordenado la creación de escuelas rurales en todas las haciendas. Así es como he venido aquí, en esta finca que, como las demás de nuestro estado, o casi todas las demás, ha sido, en realidad, una cueva de ladrones y bandidos.

Trabajará mi escuela en tres turnos: en la mañana para niños y niñas; en la tarde para mujeres adultas y, en la noche, para ustedes, los sirvientes, los trabajadores mejor dicho. Vengan, pues, y digan a todos que asistan para que lleguen a leer y a escribir, y puedan ilustrarse, y sepan sus derechos y sus obligaciones. Entonces, llegarán a ser iguales a esos que se llaman blancos, los dzules. Pero una igualdad bien entendida, dentro de las prescripciones de la Ley que será garantía para los pobres y no patente de impunidad para los ricos.”
Las novelas que eligieron como tema los convulsos movimientos de la década de 1910, especialmente si eran escritas por profesores, daban a la educación una gran importancia en el proyecto de la Revolución. Si bien se puede cuestionar la originalidad de la educación posterior al Porfiriato e incluso sus alcances, lo que es innegable e incuestionable fue que el magisterio renovó su compromiso social y procuró realmente ofrecer una educación revolucionaria.

lunes, 2 de abril de 2012

ELClub Ciclista Águila



Entrega 14 de los Tesoros de la BVY. Agradecemos al autor facilitar el documento para su publicación


Joed A. Peña Alcocer, "El Club Ciclista Aguila" en PorEsto!, miercoles 29 de febrero de 2012.


La modernidad mexicana dio como resultado no sólo la mejora de los procesos de producción, sino también una nueva gama de diversiones que, al ser producto de los impulsos innovadores del siglo, fueron adoptadas prontamente por las élites y marcaron una diferencia en sus formas de esparcimiento.

Una de estas diversiones fue la bicicleta, que gozó de aceptación en la capital yucateca debido a que lo mismo podía ser usada para un simple paseo que para la práctica deportiva. En Mérida se fundó el Club Ciclista Águila, grupo organizado para dotar a la ciudad de una diversión acorde a su estatus. Fue tal la aceptación de esta nueva forma de pasar el tiempo que, en 1899, el club ciclista pidió permiso para tomar parte en los festejos de la Independencia Nacional, la máxima celebración cívica mexicana, solicitud que fue aprobada por el ayuntamiento.

Es común encontrar para el siglo xix imágenes fotográficas, dibujos e incluso pinturas donde la bicicleta se encuentra presente como un elemento más de distinción. Una de las imágenes más recurrentes en la iconografía es aquella en la que se representa a una mujer bien vestida, con botines y sombrero, andando en bicicleta con lo cual se muestra así la facilidad de uso y el grupo que en principio acaparó a este medio de transporte. La llegada del siglo xx marcó un cambio en el uso de la bicicleta: fue más habitual ver al obrero transportarse al trabajo en bicicleta o a un pequeño vocea¬dor dando gritos en uno de estos vehículos. La bicicleta que llegó a ser parte de la vida del trabajador mexicano.

Las clases populares tuvieron acceso a ella, con lo cual perdió algo del encanto progresista que en sus orígenes poseyó y las clases altas abandonaron su uso. A continuación presentamos la solicitud del Grupo Ciclista Águila para participar de las fiestas patrias y la respuesta del Ayuntamiento.







“Solicitud del Club Ciclista “Águila” pidiendo permiso para celebrar un concurso de bicicletas adornadas el domingo del próximo Carnaval en la Plaza de la Independencia”. Centro de Apoyo a la Investigación Histórica de Yucatán, Fondo Reservado, Manuscritos.











H. Ayuntamiento.

Los que suscribimos miembros de la junta directiva del Club Ci¬clista Águila de esta ciudad, en representación del mismo, res-petuosamente le decimos: que como una diversión digna de una ciudad culta como la de Mérida, nuestro club ha acordado dar un concurso de bicicletas adornadas, en la mañana del domingo del próximo Carnaval; para tal concurso necesitamos que se conceda el recinto encerrado por la reja del jardín de la Plaza Independencia de esta capital.

Debemos advertir a ese H. Cuerpo que se ha acordado que del producto bruto de la venta de boletos de entradas y localidades de la fiesta, se separe el diez por ciento, para poner a vuestra disposición para el destino que crea más conveniente; de modo que, aunque la fiesta por el lujo con que la estamos preparando produzca un deficiente a nuestro cargo, siempre cederemos el 10% mencionado.

En tal virtud:

A Vd. H. ocurrimos pidiendo se nos conceda el recinto dicho del jardín de la Plaza Independencia, para la fiesta a que nos hemos referido.

Protestamos nuestro respeto a ese H. Cuerpo y de antemano, nuestro reconocimiento por la gracia que esperamos obtener.

Mérida, enero 15 de 1899.

El presidente

Julio Rendón

El secretario

Alberto Cantón

___________

Mérida, enero 16 de 1899

Dispensados los trámites a la solicitud que antecede el H. Ayuntamiento acordó lo siguiente:

Concédese al Club Ciclista Águila, el permiso que solicita por medio de su presidente el C. Lic. Julio Rendón, para celebrar un concurso de bicicletas adornadas en la mañana del domingo próximo de Carnaval en el recinto encerrado por las rejas del jardín de la Plaza de la Independencia de esta ciudad, debiendo permanecer cerrado dicho jardín solamente el tiempo indispensable para el objeto indicado.

La directiva del club al organizar aquel concurso se pondrá de acuerdo con las comisiones de policía y de ornato.

El H. Cuerpo acepta y da las gracias al repetido club por la donación que le ofrece del diez por ciento del producto bruto de la venta de boletos de entrada y localidades para la fiesta.
Comuníquese.

Duarte Burgos
Secretario